Sinopsis oficial
Inspirada en el libro-autobiografía “Amando a Pablo, odiando a Escobar” de la periodista colombiana Virginia Vallejo, LOVING PABLO es el relato desesperado de una superviviente, sobre la fascinación y el deslumbramiento, pero también sobre la desmesura y el horror.
El funcionamiento de la mente criminal ha despertado siempre el interés de público, artistas y narradores y quizás la de Pablo Escobar haya sido la más lúcida de ellas. Esta no es su biografía, tampoco la historia de un gánster más. Es un relato del hombre que cambió la historia del crimen.
La crítica -
Por J.M.S.
Han pasado 25 años desde su muerte pero, como recordatorio del “reinado de terror” que impuso en su país, ha vuelto a primera línea de actualidad Pablo Escobar que se convirtió en el jefe del Cártel de Medellín y en uno de los hombres más poderosos de Colombia durante los años 70 y 80, todo ello trasladando a imágenes la biografía realizada por Virginia Vallejo, en su momento famosa presentadora y periodista televisiva que fue, durante unos años, su amante.
Loving Pablo relata desde sus días de esplendor, que le llevaron incluso a tener un escaño en el parlamento de su país y donde nada se movía en Colombia sin su consentimiento, hasta sus últimos años, convertido en el enemigo público número uno. Un biopic que acerca al espectador, de forma esquemática pero certera, la complicada historia de ese país marcado por el narcotráfico y la violencia.
Se trata de la película más diferente de las realizadas por el director Fernando León de Aranoa. Asombra el trabajo de este cineasta, especializado en cine social, en la buena planificación en las de escenas acción y de violencia, frente a lo mal narradas que están las secuencias que describen la relación entre Escobar y Vallejo, que resultan poco creíbles y hay escasa “química” cuando aparecen juntos Bardem y Cruz. El fallo puede encontrarse en que frente a una actuación correcta del primero, Penélope aparece todo el metraje como “impostada”.
Sin dar ningún respiro al aburrimiento, la película ofrece, sin regodearse nunca, la dualidad de la personalidad de este individuo capaz de ejercer una violencia brutal sobre todos aquellos que ponía en su punto de mira y a los que asesinó a través de sus sicarios. Esa faceta salvaje contrasta con sus acciones humanitarias en pro de los pobres de su país que le llevaron a construir casas en algunas zonas deprimidas. Una esquizofrenia bastante curiosa porque, en esas mismas barriadas, su droga mataba a miles de adolescentes y jóvenes y los que no caían así, los educaba en su escuela de moteros-asesinos (al ministro de Justicia lo mataron de esta forma).
Ideal para los que les intrigue el tema y no conozcan la serie televisiva Narcos.