Pero no sólo la Catedral se engalana para la ocasión, las calles del municipio burgense también se preparan para que luzcan su mejor cara. Una jornada que no sólo es clave para la Diócesis, toda la sociedad la considera una oportunidad. Todos los establecimientos hoteleros han colgado el cartel de completo y los visitantes dejarán mucho más que su devoción en la Villa Episcopal