El resurgir del cardo blanco en El Burgo

Sandra de Pablo
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Ocho amigos de El Burgo se han lanzado al cultivo de 500 cardos. Los ponen a la venta estos días y, con toda la campaña por delante, ya piensan en aumentar la producción

El resurgir del cardo blanco en El Burgo

El proyecto de un grupo de burgenses para cultivar el típico cardo blanco vive su momento cumbre en el puente de la Constitución y la Inmaculada. Estos días sacan por primera vez a la venta su producto en los soportales burgenses tras meses de trabajo en el huerto.

La idea surgió hace meses frente a la barra de un bar y lo que parecía una broma se convirtió al poco tiempo en una realidad, en un proyecto que ha unido a ocho personas de edades y ocupaciones muy diferentes y todas alejadas profesionalmente de la horticultura. El más joven es David Gómez, carnicero, con veintipocos años y el más mayor Antonio Pardo, ex presidente de la Diputación Provincial de Soria con 58. Para alguno de los integrantes del grupo no es el primer contacto con el medio ya que tenían un huerto como hobby, cuenta David Gómez que «todos entendíamos algo pero al final hay que recurrir y preguntar a la gente que lleva haciéndolo tantos años en El Burgo de Osma y que se ha dedicado a ello siempre que son los que guardan los grandes secretos».

Han sembrado, cuidado y esperan recolectar 500 cardos que venderán hasta las navidades. De momento fijan el precio de su producto en dos euros por kilo aunque será el mercado quien haga fluctuar la tarifa.

Para arrancar el proyecto, cada uno se fue encargando de una parcela. Lo primero a buscar fue la tierra; arrendaron una municipal, que ya se usó en el taller de empleo Hortoburgo, pero los plazos apremiaban y los trabajos en ese terreno eran muchos por lo que echaron mano de otra zona. Pese a que reconocen que cometieron algún error de principiantes, salieron adelante y buscaron semillas en El Burgo porque quieren conservar la variedad autóctona. El más joven del grupo reconoce que desde entonces el cultivo no ha tenido mucho misterio «lo que sí lo tiene es la elaboración, el procesar el cardo para que se quede blanco y prieto». En ese capítulo recibieron la asistencia «de la gente que lo lleva haciendo siempre; hay que atar fuerte y en tres partes para que se quede el cogollo más vistoso y no sea desigual y después hay que enterrarlos en la tierra para que se quite la clorofila y que no amargue ni tenga fibras». 

La acogida de los hortelanos tradicionales a esta nueva iniciativa ha sido buena puesto que el producto corre el riesgo de perderse con una generación si nadie toma el testigo. Más allá de la experiencia, el grupo aboga por el mantenimiento de un producto tradicional y único de El Burgo de Osma que quieren conservar. Aún con la campaña de venta por delante, ya dan por hecho que continuarán con su proyecto durante el año que viene e incluso esperan poder aumentar su capacidad de producción.  Pese a que se trata de un compromiso entre varios, en un futuro no cierran la puerta a iniciarse también en el cultivo de otras variedades autóctonas como las alubias del Burgo.

hortoburgo. En el año 2010 el Ayuntamiento de El Burgo de Osma promovió un taller de empleo, denominado Hortoburgo, que buscaba asentar el negocio de este tipo de cultivos en El Burgo de Osma. Trabajaron durante unos meses con todos los productos típicos de la zona y, una vez finalizada la enseñanza reglada, el consistorio ofreció la posibilidad a los alumnos de continuar con los cultivos y venta por su cuenta. 

El proyecto no salió adelante pero son varias las verduras y hortalizas de gran categoría que aporta la huerta de las orillas del río Ucero. Siguiendo en esa línea, el Ayuntamiento y la Asociación de Amigos de la Huerta, fomentaron unas jornadas para poner en valor este tipo de productos que acompañaron con una degustación de tapas por los bares locales. Las personas que se dedican al cultivo de estos productos tienen ya una edad considerable por lo que los responsables municipales han intentado en repetidas ocasiones que esta riqueza no se pierda y generaciones más jóvenes puedan heredar esos conocimientos. En los últimos años se ha notado un incremento del interés por la cultura del huerto pero falta dar el paso hacia la profesionalización, puede incluso encontrarse un nicho de negocio en la primera transformación de estos productos.