Se trata enfermedad neurodegenerativa que afecta al nervio óptico y va reduciendo progresivamente el campo de visión. El diagnóstico precoz, que se consigue mediante mediciones de la tensión ocular, es clave. Como también lo es seguir el tratamiento, algo que no hace un 30% de los diagnosticados. Las investigaciones se centran ahora en conseguir que esta sea una enfermedad reversible