Una estudiante de Arte en Nueva York

Isabel Martínez Novoa
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Panini acaba de publicar 'Jane', que ofrece una nueva visión de la inmortal Jane Eyre, que deja Lowood y se marcha a vivir a la ciudad de los rascacielos

Aline McKenna, guionista y productora de cine y televisión, autora de conocidos libretos como El diablo viste de Prada o 27 vestidos, debuta en la novela gráfica reivindicando el clásico de la literatura Jane Eyre, de Charlotte Brontë. Una reinterpretación al servicio del romanticismo aplicando los códigos de la narrativa moderna a la hora de construir unos protagonistas dotados de compleja gama de matices. En la parte grafica tenemos al talentoso dibujante Ramón Pérez (aclamado ilustrador ganador de un premio Eisner), quien emplea sus trazos mediante propuestas secuenciales innovadoras, captando a la perfección a la joven protagonista de siglo y medio de edad revivida en una cuasi millenial del siglo XXI. Logra con ello trasmitir al lector a la perfección sus estados íntimos de ánimo, desánimo con un lenguaje que se aleja de las florituras y complejidades de la obra original de Bronte.

Alice Broch Mackenna, no obstante, pincha a la hora de adaptar la esencia de la obra original. No hay pizca de esa reivindicación del empoderamiento de la mujer que tan bien expuso Brontë en su momento. Jane, huérfana en un pequeño pueblo de pescadores, escapa de un trágico pasado y una vida tormentosa a Nueva York. Estudiante de Bellas Artes convertida en niñera y con personajes nuevos, ajenos a la Jane Eyre de 1847, Héctor, su compañero de piso, la pequeña Adele o el atractivo Rochester, un hombre con poder, riqueza y encanto, se debatirán entre grandes secretos e impulsos que le cuestan controlar, un enamoramiento servil y ciego mientras se encuentra atrapada entre mentiras y un pasado familiar que les persigue. Cambiaremos los páramos de Gran Bretaña por Massachusetts y el internado de Lowood por la Facultad de Bellas Artes, afirmando a una Jane dotada para el dibujo y un poco más innovadora, especialmente en la forma de actuar y pensar, tutelada por la escritora de una manera deliberada al tono telefilme. 

El ritmo y caracterización de los personajes son coloreados por la ilustradora canadiense Irma Kniivila, las secuencias representan proporciones que obligaban a trabajarlos con tinta en blanco y negro, matizado por los grises del recuerdo. Se pasa por el rojo apasionado con el pretexto de mostrarnos a una protagonista reconvertida, más luminosa y menos dramática, expresando la fuerza de su temperamento. Así, el color en un personaje más. 

Una trama deslavazada que no traslada a la actualidad absolutamente nada de los valores originales y que consigue, como mucho, construir una historia insulsa de amoríos bastante olvidable. Salva el conjunto el maravilloso arte de Pérez, que consigue aquí algunas de sus mejores páginas. Una adaptación fallida de una obra inmortal de la literatura inglesa –tampoco era fácil- publicada por la editorial Panini, dentro de su línea Evolution. Una improbable mezcla de cómic romántico para teenagers y novela, personalizando de manera equivocada el discurso de mujer fuerte e independiente con palabras impresas en papel grueso y tapa dura. En definitiva, una novela gráfica al servicio de la historia en la que Mackenna debió ceder parte de su ego y dejar más visible a Brontë.