Además de los puestos típicos de un mercado de estas características, también se pueden descubrir armas de la época, instrumentos de tortura, talleres en los que se trabaja la piedra con cincel o degustar una cena medieval con las migas como plato principal. No faltan las demostraciones de cetrería o los paseos de ocas por las calles de este mercado que levantan expectación entre los más pequeños.