Después de una carrera de 60 años Rafael Canogar vuelve a la sencillez de líneas, a los colores potentes y a la materia que deja huella. Simplicidad con una expresividad multiplicada y también un deseo de evadirse de la realidad actual. Canogar no soporta la polarización de la sociedad, los extremos, los radicalismos. Prefiere las líneas puras que nacen de su pincel y así lo demuestra con su obra