Apatía, cansancio, tristeza, irritabilidad... Son algunos de los síntomas de la mal llamada depresión postvacacional (lo correcto es síndrome postvacacional). Según los psicólogos es algo normal dada la necesaria adaptación al pasar de las vacaciones a la rutina del trabajo. La mejor forma de combatir estos síntomas es elaborar una estricta agenda de horarios y dejar espacio para el ocio.