"'Yucatán' navega por muy diversos territorios"

Juana Samanes
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Esta película descubre el lado musical y humorístico del famoso intérprete gallego que, aunque prefiere el 'thriller', no rehuye el género

Luis Tosar no necesita presentación porque hay consenso, entre público y crítica, sobre su calidad interpretativa que le ha llevado a conseguir, entre otros galardones, la friolera de tres Goyas. Si en su carrera profesional le hemos visto encarnando personajes duros, algunos tan desasosegantes como los de Celda 211, Te doy mis ojos o Mientras duermes, en Yucatán, gracias a su buen amigo, el director Daniel Monzón, hace un papel más cómico metiéndose en la piel de un truhán.

En Yucatán encarna a un pícaro, a un galán y tiene la oportunidad de cantar. ¿Qué faceta le agradó más?

Me hacía mucha ilusión cantar y tocar el ukelele. La música ha estado muy presente siempre en mi vida porque he tenido dos bandas de rock y en casa toco mucho. Era una manera de hacerlo, diríamos, de una forma más exhibicionista, pero realizada con gente que me conoce mucho, como son Daniel Monzón, el director y Jorge Guerricaechevarría. Ellos conocen bien al animal y como hago este tipo de cosas. Ha sido especialmente divertida esa faceta.

Faceta poco explotada en el cine…

Sí, realmente solo se había visto en 18 comidas, que estuvo dirigida por Jorge Coira, que es un amigo mío de la infancia y con el que hice antes varios cortometrajes. Jorge sabía de este mundo paralelo mío y lo aprovechó en su película. Yo sigo teniendo una banda, Di Elas, y, es cierto, que en el cine tampoco surgen demasiadas oportunidades de hacer musicales como en Yucatán.

Daniel Monzón, ha contado con usted prácticamente en todas sus películas (Celda 211, El niño). ¿Qué destacaría de él como cineasta?

Tenemos una buena relación de amistad que se ha ido consolidando con los años, nos entendemos muy bien. Hablamos mucho antes de hacer las películas porque, cuando tienes la suerte de que el director es tu amigo y que comienza a hablarte cuando empieza a gestar los proyectos, tienes mucho camino andado cuando empiezas a rodar.

A Monzón le gusta cambiar de géneros y usted se involucra en proyectos como este que él mismo ha definido como «una marcianada».

Sí, realmente, Yucatán es una película muy Frankenstein porque navega por muchos territorios, podría ser una comedia, pero hay una historia de estafadores, otra de amor, elementos de musical y apuntes muy finos de melodrama. Hay pocos directores que se atrevan a todo como Daniel. Porque él es un entusiasta con todo y eso es muy contagioso: lo traspasa a la gente con la que trabaja, y creo que también lo transmite al espectador.

Esta película rompe con algunos tópicos.

A veces la gente se deja hacer, no porque sean estúpidos. En la película, el panadero bondadoso es más zorro de lo que piensan, deja que se retraten los que le rodean y luego les para los pies. Joan Pera está majestuoso en ese papel, da una vuelta a la historia, pero sabe mantener la inocencia. 

Realmente, es una cinta muy amable, porque villanos no hay...

Lo bueno de esta comedia es que le da la vuelta a todo, y los que parecían pardillos no lo son, y los que parecían tan listos no lo son tanto. 

Yucatán saca su faceta más cómica. ¿No le ofrecen más papeles así?

Tengo que aclarar que soy bastante reacio a cierto tipo de comedias. Sí que me han ofrecido papeles así, pero si considero que no me hacen gracia a mí, tampoco al público. Por eso mantengo una cierta línea de coherencia con el cine que me gusta que son thrillers, fundamentalmente.

¿Le vamos a volver a ver pronto en la gran pantalla?

Sí, he hecho un thriller duro: La sombra de la ley, que se estrenará en octubre; y en 2019, Quien a hierro mata, de Paco Plaza