El español Óscar Rodríguez (Euskadi Murias), un joven navarro de 23 años, sorprendió ayer a propios y extraños con una impresionante victoria en la decimotercera etapa de la Vuelta disputada entre Candás y la cima de La Camperona, de 174,8 kilómetros, donde Jesús Herrada (Cofidis) mantuvo el maillot rojo.
En la primera cita del tríptico de montaña asturleonés los favoritos se mantuvieron en sus marcas con exiguas diferencias en meta, pero a 1.600 metros de altura nació una estrella de la cantera del Euskadi Murias que saltó la banca con una victoria por todo lo alto, ante rivales de entidad y después de un ataque de pura fuerza y talento. A veces los sueños se cumplen y cuesta creérselos. Eso le ocurrió al chaval de Burlada. «No me lo creo, no me lo creo. ¿He ganado de verdad?», señaló entre lágrimas al cruzar la meta. Y lo logró en solitario, con tiempo para lucirse allá donde llegó con la roja Alberto Contador en 2014 y se la puso por primera vez Nairo Quintana en 2016. Donde se lucieron ambos campeones lloró de alegría Rodríguez después de batir en las durísimas rampas leonesas a corredores consagrados como el polaco Rafal Majka (Bora) y el belga Dylan Teuns (BMC), a 19 y 30 segundos respectivamente.
Mientras las lágrimas se desbordaban en la familia del Euskadi Murias, compartidas con Idoia, la novia del corredor, los favoritos trataban de arañar segundos para ir acercándose al liderato, que finalmente pudo salvar «con mucho sufrimiento» Jesús Herrada. Nairo Quintana fue el más fuerte de los candidatos al triunfo en Madrid. Un acelerón final en las duras rampas finales le permitió restar cinco segundos a Simon Yates y endosar 11 a Alejandro Valverde, y 14 y 25 a sus compatriotas Miguel Ángel López y Rigoberto Urán, respectivamente.