El día que Rachida falleció, la hermana del acusado, que acudió pocos minutos después al lugar de los hechos, no pidió ayuda ni a los vecinos ni vía telefónica. Argumentó que no sabía suficiente castellano. Hoy las preguntas de la fiscal han pretendido demostrar lo contrario. Sus jefes en el matadero y empleados del centro de rehabilitación han señalado que sí conocía el castellano básico.