En 2017 se diagnosticaron 54 casos de cáncer de mama

Ana I. Pérez / Ana P. Latorre
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Según las estadísticas del Observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), en Soria se diagnosticaron 54 tumores de mama, una cifra que está en la media nacional que se sitúa en 50 casos por cada 100.000 habitantes.

La Unidad de Patología Mamaria del Complejo Asistencial de Soria cumple dos décadas. Está compuesta por un equipo multidisciplinar: cirujanos, radiólogos, patólogos, especialistas en oncología radioterápica [con los que se contacta mediante videoconferencia al estar en Burgos], oncólogos médicos y una secretaria. Los cirujanos Pilar Rupérez y José Félix Cuezva desgranan la tarea que desempeña este servicio, que se reúne un día a la semana para discutir todos los casos de cáncer de mama, los nuevos y los que necesitan un seguimiento o control. En 2017, según las estadísticas del Observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), en Soria se diagnosticaron 54 tumores de mama, una cifra que está en la media nacional que se sitúa en 50 casos por cada 100.000 habitantes.  

Además, la Unidad de Patología Mamaria consta de una consulta propia, que se pasa dos días a la semana (martes y jueves) y, ocasionalmente, se añade algún día por el volumen de pacientes que se atiende. «También se tratan algunos tumores benignos. De todas las patologías, al año veremos unos 110-120 casos, con estudio completo y anatomías patológicas, porque en la consulta se ven muchas benignas que no es necesario hacer biopsia ni precisan seguimiento, pero que tienen una clínica que preocupa tanto a las mujeres como a sus médicos de cabecera, y son remitidas a la unidad. Las vemos, las valoramos, hacemos las pruebas complementarias y si no necesitan seguimiento, vuelven a Atención Primaria», advierte la doctora Rupérez.

Una paciente sintomática acude a su médico de familia, tras la exploración el facultativo considera si la deriva a la Unidad de Patología Mamaria con carácter «normal», porque estima que no es urgente, o «preferente». «Las que son preferentes procuramos verlas entre siete y diez días desde el momento en que nos llega el volante a la unidad. A partir de ahí se hacen las pruebas y cuando se llega al diagnóstico se discute en la unidad si hay que hacer cirugía, quimioterapia, por lo que se empieza de las dos cosas... Si ha completado el módulo de tratamiento previo a la cirugía, hay que ver si se hace cirugía o radioterapia después, o viceversa», relata.

Evidentemente, el momento de comunicar a la paciente la noticia de que tiene cáncer es el más complejo de afrontar para todas las partes. «Intentamos explicar las cosas lo mejor posible. Tenemos lo que se llama ‘primer impacto’, en contacto con la AECC, con las psiconcólogas que prestan una ayuda muy importante y suele ser favorable», señala la médico. Además, puntualiza, la AECC aporta la valoración de una nutricionista, ya que la alimentación es fundamental en el cáncer de mama, así como el estilo de vida, el deporte y terapias complementarias (yoga, bailes de salón, talleres...) que facilitan la superación del proceso.

«Hoy en día se valora mucho lo que es la medicina integrativa: cirugía, tratamientos quimioterápicos, psicológicos, actividades... todo aquello que va a mejorar la actitud de la paciente ante el tratamiento», defiende la cirujana.

Cirugía. En lo que se refiere a técnicas quirúrgicas, en el hospital Santa Bárbara de Soria «se hace lo mismo que en cualquier otro centro hospitalario» y, de la misma manera, se oferta la reconstrucción mamaria, que también contempla distintas posibilidades. «La única que no se hace en Soria es la reconstrucción autóloga, con microcirugía, pero son pocos casos al año. Los derivamos a cirugía plástica», apostilla. Todo lo demás, tanto las prótesis, como la reconstrucción con dorsal, las cirugías conservadoras con técnicas oncoplásticas, la simetrización de la mama contralateral, tatuajes, retoques de los postoperatorios como lipofilling... «todo se hace aquí en Soria». 

La evolución de la cirugía mamaria en las últimas dos décadas ha evolucionado sustancialmente. Hace 20 años ya se propiciaba la cirugía conservadora, pero hoy día «ese es el estándar» siempre que se pueda. «Hay veces que la paciente no lo acepta o no se puede hacer por determinadas circunstancias. Si son multicéntricos o multifocales, se opta por la mastectomía y la reconstrucción, si la mujer quiere», comenta la cirujana. Uno de los factores que permite recurrir con menor frecuencia a la mastecnomía es que cada vez se detectan los tumores más pequeños. También se ha pasado de practicar una cirugía en la axila (linfadenectomía), con importantes secuelas, y en la actualidad se recurre al denominado ganglio centinela. «Si es negativo, evitamos hacer otra cirugía. Esto es calidad de vida para las mujeres», comenta la doctora, que pone el acento en el trabajo que desempeñan los rehabilitadores  con todas aquellas mujeres intervenidas quirúrgicamente.

reconstrucción. Respecto a la opción que se ofrece de reconstrucción mamaria, hay casos que lo rechazan en un primer momento, pero siempre tienen la oportunidad de someterse a esta operación con posterioridad. «Cuando nosotros comunicamos el diagnóstico y decimos que tenemos que hacer una mastectomía, ofertamos una reconstrucción, o si es una cirugía conservadora se puede hacer una simetrización de la mama contralateral, pero a veces están agobiadas en ese momento y quieren acabar cuanto antes ese proceso», explica Rupérez.

No solo se ha producido un salto sustancial en materia quirúrgica en dos décadas, también ha ocurrido en los tratamientos oncológicos, resalta el doctor José Félix Cuezva. «Se ha pasado a usar unos fármacos completamente distintos y mucho más efectivos, el principal es el taxano, y en 1998 comenzó la detección de unos anticuerpos del cáncer de mama que están en todas las células, y se consigue controlar tumores más agresivos y salvar vidas. Todos los tratamientos son a la carta, cada paciente tiene lo que necesita», advierte.