De belleza enigmática, el halo misterioso y seductor que envuelve el lienzo de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, podría tener un origen más patológico que fantasioso. Así lo concluyen las últimas investigaciones realizadas sobre el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, que no hacen sino añadir un capítulo más a la ya abultada leyenda que arrastra. 

«El secreto de La Mona Lisa puede resolverse mediante un simple diagnóstico de una enfermedad relacionada con el hipotiroidismo. En muchos sentidos, es el atractivo de las imperfecciones derivadas de este mal lo que le da a la obra maestra su encanto», aseguró recientemente Mandeep R. Mehra, profesor de la Escuela de Medicina de Harvard. Este doctor achaca los peculiares rasgos de La Gioconda a un problema de tiroides, tal y como plasmó en una carta publicada en la revista Mayo Clinic Proceedings. 

A su juicio, la hinchazón del cuello, señal de un posible bocio, es un claro síntoma de este trastorno, que se caracteriza por la disminución de la actividad orgánica global. Mehra afirma, además, que el característico color amarillo de la pintura podría ser un reflejo de este mal. Esta sería la causa más probable de su aspecto físico, sobre todo, si se asume como cierto que detrás del cuadro se esconde la identidad de Lisa Gherardini, que vivió hasta los 63 años.