El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, avanzó ayer que España se fijará metas más ambiciosas en reducción de emisiones contaminantes y, así, propuso que el país reducirá los gases efecto invernadero un 37 por ciento en 2030 y «al menos» un 90 por ciento en 2050. El reto, indicó el mandatario, es luchar contra el cambio climático a través de una estrategia de transición «pionera», pero teniendo en cuenta a los colectivos más vulnerables. 

Durante su intervención de tres minutos en la sesión inaugural de la XXIV Cumbre del Clima que se celebra en Katowice (Polonia), Sánchez anunció que España se ha adherido a la declaración impulsada por el presidente de Austria y anima a otros países a sumarse porque en la actualidad el planeta está «lejos» de cumplir los objetivos adoptados en 2015, en el Acuerdo del Clima de París. 

Si bien señaló que es consciente de los efectos de la descarbonización en algunos colectivos y, por ello, avanzó que España va a ser «pionera» en el diseño de una estrategia de transición justa que tenga en cuenta el impacto en zonas más específicas y muy en particular en las comarcas mineras. 

Para Sánchez, este es el momento de «fortalecer» el multilateralismo y poner en marcha los compromisos adquiridos y avanzar en la plena aplicación de los Acuerdos del París. «La hoja de ruta es clara: reducción de emisiones, desarrollo económico sostenible y justo, inclusivo y sociedades adaptadas al cambio climático», resumió. 

Así, indicó que su Gobierno quiere ir «más allá» porque España es un país «vulnerable» a los efectos del cambio climático.