Como más vale estar prevenido, el Gobierno de Nicolás Maduro ha decidido exhibir músculo de cara al exterior ante una posible intervención militar extranjera, principalmente auspiciada por Estados Unidos, como viene acusando el presidente venezolano desde hace semanas. Por eso, ayer dio inicio a unas maniobras de las tropas que se extenderán hasta el próximo viernes, mientras que el Ejército amplió su presencia en la frontera con Colombia, donde se sigue almacenando la ayuda humanitaria que el Ejecutivo chavista considera un «regalo envenenado». Es decir, una excusa para acabar entrando por la fuerza en suelo caribeño.

«Que no nos amenace Donald Trump. Fuera Trump de Venezuela, fuera sus amenazas. Aquí hay una Fuerza Armada y un pueblo para defender el honor, la dignidad y el decoro de una patria que lleva más de 200 años luchando», clamó Maduro, al tiempo que anunció que aprobará las inversiones que sean necesarias para que el país «tenga todos sus sistema de defensa antiaérea y antimisilística». 

«Para hacer de nuestros pueblos lugares inexpugnables por aire. Por tierra no se pueden meter, porque aquí están los soldados de Bolívar, que le harían pagar caro al imperio estadounidense cualquier osadía de tocar el sagrado suelo de la patria venezolana», justificó.

Horas después, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, aseguró que se reforzó militarmente la frontera con Cúcuta, «no por el show de la ayuda humanitaria, sino por todos los delitos que se cometen desde Colombia». A su juicio, el envío de los camiones con alimentos y medicinas «es una aberración. Se quiere hacer un chantaje con este tema», y subrayó que «si hubiese un ápice de seriedad, tanto jurídica como desde el punto de vista internacional, de buena voluntad y buena fe», vería esto de «manera distinta».

Además, Padrino protagonizó un acto con militares en el que firmaron una carta promovida por Maduro para pedir a EEUU que no haya una intervención en el país, algo con lo que siguen trabajando desde el chavismo, puesto que consideran que el autoproclamado presidente, Juan Guaidó, está trabajando bajo el control de la Casa Blanca con ese fin.

Mientras, las autoridades venezolanas anunciaron la detención de un grupo de sicarios que habrían sido contratados por la oposición para perpetrar «asesinatos» de políticos y militares e impulsar así «el golpe de Estado» contra Maduro.

nada de dialogar. Por su lado, el dos veces candidato a la Presidencia, Henrique Capriles, aseveró que la solución a la crisis de su país «ya no pasa» por el diálogo, pues, a su juicio, Maduro usa las conversaciones con sus detractores para «burlarse» de «la buena fe» de los venezolanos, y anunció su apoyo a Guaidó.

El dirigente opositor, que hace unos meses defendía la negociación como la vía para solucionar la crisis venezolana, manifestó su apoyo a la ruta que ha planteado Guaidó para lograr un cambio de Gobierno, un plan que establece tres puntos: «El cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres».

Para Capriles, que además aseguró que la oposición en este momento está unida, el camino que ha iniciado Guaidó es «irreversible» debido al apoyo de buena parte de la comunidad internacional.

Entre tanto, el vicepresidente del Gobierno italiano Matteo Salvini expresó al autoproclamado presidente, reconocido como presidente interino de Venezuela por gran parte de la comunidad internacional, todo su apoyo para sacar del poder a Nicolás Maduro y celebrar elecciones libres.