Con el agua hasta los hombros

SPC
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Los vecinos de San Llorenç relatan la pesadilla que vivieron la noche del martes, cuando un 'mar' de líquido y barro inundó sus casas hasta metro y medio de altura y lamentan que hayan perdido todo, pero se alegran de estar vivos

Mauricio, distribuidor mayorista de piezas mecánicas para embarcaciones, limpiaba ayer con calma su almacén embarrado junto al torrente de Sant Llorenç des Cadassar sin quejarse por los daños mientras pensaba en sus vecinos: «Es solamente material, pero hay gente que lo ha perdido todo».

Holandés afincado en Mallorca desde hace 11 años, insistía en su suerte y se compadecía de quienes habían perdido familiares y amigos. «Otros han muerto», asentía.

Al otro lado de la calle enfangada, la ecuatoriana Ángela permanecía con los brazos en jarra en medio de la panadería que regenta desde hace 12 años. Varios hombres la ayudaban arrojando fuera del local muebles y neveras.

Cuando se produjo la «torrentada» estaba en Manacor, y hasta esta mañana (por ayer) no pudo comprobar que había perdido todo el contenido de su establecimiento. «Está todo destrozado», explicó marcando el nivel al que llegó el agua, que superó los 150 centímetros de altura en el interior del local.

Otro negocio del pueblo que no resultó dañado acentúaba ayer su función social. Es el bar Sa Verga, cerca de la plaza de la iglesia. Sus dueños contaban a los parroquianos que su casa no había sufrido daños aparentes, pero su coche fue arrastrado por la riada.

En ese momento, la televisión mostraba las imágenes del torrente captadas por los vecinos en la tarde del pasado martes, Magdalena, tras la barra, exclamó: «Mira, ahí va mi coche», «lo tenía en el taller y no pude ir a recogerlo».

Son valoraciones expresadas por algunos de los vecinos perjudicados por la fuerte riada que arrasó San Llorenç y que expresaban gráficamente cuál era el sentir generalizado en este pueblo mallorquín, cuyas inundaciones dejaron hasta el cierre de esta edición 10 fallecidos y un niño desaparecido. 

Hasta el tenista Rafa Nadal se sumó a los cientos de voluntarios que colaboraron con los servicios de emergencia en la zona afectada, según reflejan las fotografías y vídeos captados en esa localidad.

El número uno del mundo, provisto de una pala y ropa adecuada para los trabajos de retirada de barro y escombros, achicó agua de varias casas dañadas por la intensidad de la riada.