«El empleo es la clave para detener la despoblación»

José Luis Bravo
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Carlos Martínez Izquierdo  (San Pedro Manrique 1949) llegó a  Caja Rural para resolver una emergencia financiera. Allá donde  la extinta Caja de Ahorros y Préstamos de la Provincia de Soria le dejó empantanado, Caja Rural le abrió las puertas y le financió para seguir adelante con su proyecto. El entonces presidente, Jesús Borque Guillén, escribió en sus memorias, recientemente publicadas, que le dijo a Martínez «esta es tu casa, quién sabe si algún día llegarás a ser presidente». Palabras proféticas pues no tardó en formar parte de esta cooperativa de crédito y, poco a poco asumió responsabilidades en la misma. Hace 30 años ya que ostenta la presidencia de una entidad que, este año 2016, cumple medio siglo.
De entonces a nuestros días, Caja Rural ha evolucionado y ha superado una crisis en la que muchos han caído, ¿a qué retos se enfrenta ahora la entidad?
 Estamos en una etapa compleja, difícil, por dimensión y porque es precisa una adaptación continua a los mercados y las nuevas tecnologías. La tendencia es hacia la banca digital, por ordenador, desde casa y en ello estamos, pero dices bien, hemos superado una etapa muy difícil, con rescates, con atropellos como la conversión de las cajas en bancos cuando tenían más de la mitad del mercado financiero en sus manos. El hecho de que  Caja Rural se haya mantenido, en su humildad, sin los proyectos expansivos que han tenido otras entidades, sino manteniéndose anclada en el territorio, ha sido la clave para el éxito de nuestra supervivencia, eso sí asociadas para tener  una mayor capacidad de negocio y un apoyo mutuo que resulta imprescindible para competir con la gran banca privada.
Ha citado la banca por internet, pero los clientes de la Rural son a menudo gente mayor, sin demasiados conocimientos de informática e incluso sin cobertura de intenet en sus pueblos. ¿Mantendrán las sucursales abiertas? 
Dices bien, y eso nos va a suponer un coste económico, pero lo aceptamos con agrado, porque no vamos a dejar tirada a toda esa gente de edad, que nos ha acompañado a lo largo de la historia de la Caja Rural y para quienes las nuevas tecnologías son una complicación . Seguiremos estando en los pueblos y con la oficina móvil recorriendo periódicamente aquellas localidades en las que no  tenemos oficina abierta. Sabemos que a la gente le gusta el papel y el trato directo con una persona a la explicarle lo que quieren. Paralelamente  vamos a trabajar  para enseñar el manejo de estas las nuevas tecnologías a los clientes en acciones de formación. Ni se nos pasa por la cabeza,  a corto plazo cerrar una sola de las oficinas que hay en la actualidad. Pueden estar tranquilos nuestros socios y clientes del medio rural.
 Caja Rural de Soria supera el 41% del total de la cuota de mercado de  provincia. ¿Hasta qué punto ha sido importante que haya capitalizado el nombre de Soria, la seña identitaria de este territorio tras la desaparición de Caja Soria?
Sí, de hecho en algunos sitios ya nos llaman simplemente ‘la caja’, porque no hay otra. Caja Soria pasó a ser Caja Duero y luego Banco Ceiss y perdió el nombre y la raíz provincial. Es un orgullo que por la profesionalidad, rigor y cercanía con que se ha gestionado  la entidad, los sorianos reconozcan a la Caja Rural como suya.
Y supongo que también por la implicación social. Caja Rural de Soria está por todas partes.
Además es donde queremos profundizar y es lo que queremos hacer con motivo del 50 aniversario que celebramos este año. Ahí es donde queremos comunicar a la sociedad soriana lo que hacemos y lo que queremos hacer, que es impregnarnos de Soria hasta los tuétanos. Seguir con las acciones de las dos fundaciones y con el apoyo al deporte y a numerosas asociaciones de todo tipo que siempre tienen las puertas abiertas en esta entidad.
¿También con la creación de empresas?
Hemos llegado a hacer cosas que en principio no  deberían ser el objetivo de la entidad, como la creación de un tejido empresarial con más de veinte empresas participadas. La Caja tiene que estar  para acompañar, para apoyar proyectos, financiarlos, asesorar a sus promotores, pero participar en el accionariado no es nuestra vocación principal. No obstante lo hemos hecho por el marcado  interés social que tenían todas ellas. Rescatamos el  balneario de El Burgo de Osma que se quedó empantanado y ahí está, hecho una maravilla, las bodegas Castillejo o la compañía eólica CETASA, que ha permitido, por su buena marcha hacer más ‘pinitos’ en otras empresas. Otro caso es Norma. Estamos orgullosos del resultado de nuestra participación como lo estamos con  Cañada Real o el proyecto turístico de Valdelavilla que costó sangre sudor y lágrimas.
¿Van a continuar en esta línea?
Vamos a continuar, pero con prudencia, por que lo que queremos es ser  terríblemente activos  a la hora de acompañar a los empresarios. No quiero olvidarme, por cierto, de El Hueco y Huertos de Soria. Ha habido una sensibilidad para detectar que hay personas con iniciativa, les hemos facilitado uno de esos inmuebles de los que tenemos en la ‘inmobiliaria ética’ Trebia. Locales con los que nos hemos quedado por culpa de la crisis, que ahora ponemos a disposición de cualquiera que tenga iniciativas que supongan la creación de empleo y de riqueza con unos considerables descuentos y ventajas. En el caso de El Hueco y Huertos de Soria lo hacemos sin querer robar  protagonismo a quienes  están liderando un apasionante proyecto de emprendimiento, en un segundo plano pero siempre ahí, para acompañar.
En este escenario tan variado de apoyo a empresas, e incluso participación en ellas o implicación en todos los niveles de la sociedad, ¿No resulta desolador el  último dato del INE que nos deja por debajo de los 90.000 habitantes?
Cada uno tenemos que hacer nuestro análisis personal para ver en qué hemos fallado, porque es frustrante. Sin saber a ciencia cierta a qué se debe esta situación no hemos sido capaces de revertir esta tendencia y más bien apunta a empeorar hasta extremos dramáticos. Esperemos que no lleguemos a lo que prevé el Instituto de Estadística. Pero a la pregunta de ¿en cuánto la caja ha podido intentar ayudar a combatir la despoblación?, la respuesta es, en mucho, pero hay datos escalofriantes que manejamos en la entidad. Desde el año 2008 se han perdido 618 millones de inversión, ha bajado la cifra en un 25,93%. Evidentemente nos falta economía, nos faltan emprendedores, empresarios y no nos debemos quejar del todo de que haya otros, llegados de fuera como los de Bionatur Roses, los de las vacas de Navarra o las Manzanas de La Rasa con fuertes inversiones, porque no hay en Soria quien impulse proyectos de esta categoría, con algunas dignas excepciones.
¿Tiene la impresión de que no somos capaces de ver nuestras propias potencialidades?
Totalmente, aunque a lo mejor tenemos la cuota que nos corresponde en proporción a la población, pero también he oído comentar que la altitud a la que vivimos es un problema. Apenas 600.000 personas en España ocupan territorios por encima de los mil metros y de ahí que Cuenca y Teruel tengan también problemas de despoblación.
La altitud, sin embargo, puede ser una ventaja. Se pone de manifiesto en el caso de las manzanas de Nufri, que tienen esa calidad por el clima, el suelo y la altitud.
Así es, pero además les digo a los agricultores en las asambleas que, del trigo también se hace harina y de la harina pastas, o galletas entre otras cosas. En el norte de Palencia han sabido asociar los cultivos a unas industrias de transformación que, en torno a Aguilar de Campoo han creado más de cuatro mil empleos. Aquí nos hemos privado de proyectos que estuvieron a punto de salir pero, afortunadamente  ha habido dos elementos dinamizadores como la Caja Rural y COPISO desde donde estamos intentando apoyar proyectos en el sector primario y el de transformación.
Nos decía, no obstante, que se podía haber hecho más.
Por ejemplo un gran matadero para la primera transformación de los más de un millón de cerdos que se crían en Soria, pero fíjate, volviendo al tema anterior, hablaba con unos productores de leche de Mollerusa y comentaba que, el clima de Noviercas es quizá muy frío para las vacas y me decían que, todo lo contrario, lo que no les gusta es el calor. Ya es lo que me faltaba, las flores, las manzanas y la leche, pero bendita la intención de todos los que quieren venir a Soria de venir a Soria.
¿A corto o medio plazo, qué proyectos e incluso qué ilusiones tiene la actual dirección de Caja Rural de Soria?
Lo primero de todo es el empleo. No hay objetivo más deseable que hacer lo que sea preciso para la creación de empleo porque esa es la única solución para fijar población en el territorio.
¿Qué objetivos tiene  Caja Rural para propiciar este objetivo a  mayores de los que ya hemos relatado?
Nada novedoso. Saber implicar a la sociedad soriana con su caja. Pasar de los 29.000 socios que tenemos ahora, que los sorianos la sientan como propia y que además la apoyen por convencimiento, por cariño y por aprecio y la consideren que es un proyecto serio, viable de servicio a Soria  que revierte a los sorianos todo aquello que puede revertir. Que se impliquen muchos más clientes y que seamos el motor económico y de desarrollo con todas las iniciativas de Soria y de los sorianos.
La vocación fundacional de la Caja es el sector primario. ¿Hay mucho que hacer aún verdad?
Me hubiese gustado que hubiera más industria de transformación de todo lo que son los sectores primarios, como ya te he comentado, pero vamos a estar cerca. Me refiero a sectores como la madera con aserraderos importantes, profundizar mucho más en la elaboración cárnica con un gran matadero para industrializar sus derivados y también su alimentación ganadera derivada de los cereales, que también producimos y que lo uno y lo otro se conviertan en grandes marcas que lleguen a Europa y el mundo.