Del Samaín celtíbero a Halloween

Ana Pilar Latorre
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El experto Antonio Chaín explica la base de este ritual que se celebra en plena naturaleza

Las actividades que se desarrollan en estas fechas, algunas de ellas incluidas en el Festival de las Ánimas, como el Samaín de Garray, la muerte de las tres culturas y las hogueras de San Leonardo tienen su base histórica. El arqueólogo de Numancia Antonio Chaín explica que la celebración del Samaín se sustenta en los datos arqueológicos, etnológicos y antropológicos de la cultura celtibérica y también en investigaciones sobre el mundo céltico, como las de la especialista Miranda Green.

Hay un paralelismo entre la religiosidad, las deidades y los rituales de la Celtiberia, la Galia y Bretaña, con los druidas). «Hay personajes con atribuciones sagradas, que aquí hemos llamado celebrantes», comenta. En el mundo céltico, cuando finaliza la fase luminosa y comienza la fase oscura, se celebra el Samaín, «el momento mágico, cuando las leyes físicas desaparecen, en un momento de peligro y vulnerabilidad. El mundo de los vivos y de los muertos toma contacto, de ahí la importancia de la luz, para ahuyentar a los espíritus malos y permitir que se acerquen los buenos», apunta el experto haciendo referencia al triskel como elemento de sol y protección de luz. Las hogueras, añade, controlan los malos espíritus y permiten el contacto con los muertos, algo que se asemeja a las velas en las calabazas de la actualidad.

elementos mágicos. En el mundo grecorromano se mantuvieron algunas tradiciones del mundo celta, como en Irlanda y Gran Bretaña, zonas poco romanizadas, y después llegaron incluso a América. En cuanto al Cristianismo, se asimiló la celebración de Todos los Santos en el año 840 por parte delPapa Gregorio IV, con una vigilia en la noche del 31 de octubre. Todos los Santos en inglés se denominó All Hallows’ Eve y derivó en Halloween, una tradición que comenzó con nabos y que ya en Estados Unidos los inmigrantes conservaron la tradición aunque con calabazas en vez de nabos, pero siempre relacionado con elementos mágicos en el comienzo del invierno, según explica. «A América llegó la parte lúdica, pero tiene raíces europeas. Y ahora está de vuelta», comenta. También tienen relación con el Ciclo del Ulster, añade, en torno a la comunión con los antepasados y la preparación del invierno.

El Samaín ha «celtiberizado» esta celebración que se mantuvo en algunos territorios como acto pagano, en relación con la Galia, Britania y los ciclos del Ulster. Además, se ha tenido en cuenta el concepto celtíbero de hacer los rituales religiosos en la naturaleza, en el alto de la montaña y lugares sagrados, como el Moncayo o el Bosque de Beratón, por lo que se ha escogido como lugar para el ritual de Garray un espacio junto al río con un bosque aledaño. «Esto también tendría relación con el Cristianismo y que las ermitas se mandaban construir en mitad del campo, allí donde se adoraba una piedra», apunta.