El absentismo escolar constituye un problema educativo pero, también, familiar y social. Para atajar el problema, la Dirección Provincial de Educación cuenta con un programa específico de prevención y control del absentismo escolar. Diseñado sobre la base del plan regional, se adapta a las peculiaridades de Soria y trata de ofrecer una intervención «individualizada para cada caso», lo que ha permitido reducir y mantener el absentismo escolar en Soria entre los niveles más bajos del país. El curso pasado, la Comisión Provincial de Absentismo intervino en 39 casos. Teniendo en cuenta que había 9.599 alumnos matriculados en Educación Primaria y Secundaria (la educación obligatoria), el nivel de absentismo quedó en Soria en el 0,41%. Estos números contrastan con la cifra media que hay en el conjunto de España. Según un estudio de Universidad Internacional de Valencia elaborado en 2015, el 28% de los alumnos españoles en edad de escolarización obligatoria faltan a clase uno o más días a la semana sin ninguna justificación.No obstante, es preciso tener en cuenta algunas cuestiones. Porque ni todos los alumnos que faltan algún día a clase se consideran absentistas, ni todos los casos llegan a la Comisión Provincial. Para que un alumno se considere absentista tiene que acumular ausencias de un 20% de los periodos lectivos sin justificar adecuadamente. Cuando se superan estos límites (en Soria a veces incluso antes para prevenir y evitar que el problema avance), los centros escolares lo comunican a la Comisión Provincial. No obstante, esta no actúa directamente. Los primeros en intervenir son los centros escolares. Si no se consigue reducir el nivel de absentismo, interviene la Comisión Provincial, donde hay responsables de Educación (del área de Programas, de Inspección, Profesores Técnicos de Servicios a la Comunidad e, incluso, algunos jefes de estudios) pero, también, de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Soria, de la Diputación y de la Gerencia de Servicios Sociales. Un equipo multidisciplinar para atajar una problemática multicausal (escolar, familiar, personal y social) que puede tener diferentes líneas de trabajo en el aula, en el entorno familiar... Porque hay que tener en cuenta un dato clave, la responsabilidad es de los padres, a quien corresponde la obligatoriedad de escolarizar a sus hijos desde los seis hasta los 16 años y controlar sus ausencias. Por ello precisamente, apuntan fuentes de Educación, «la colaboración de las familias es clave». Tanto, añaden, que «el absentismo solo y exclusivamente puede erradicarse si existe colaboración de las familias. A veces, aún existiendo esa colaboración, es posible que no se consiga».
En la Comisión se analiza «caso por caso de forma individualizada» y se decide de forma coordinada las medidas a adoptar, que pueden ir desde una carta del director provincial recordando la obligatoriedad de ir a clase, hasta entrevista, intervenciones sociales... incluso un encuentro con la fiscal de Menores para que les informe en primera personas de las consecuencias judiciales que puede tener su actitud.
En «la gran mayoría» de los casos la Comisión solo tienen que intervenir «en una o dos ocasiones», lo que significa que, adoptadas las medidas oportunas en colaboración con los padres, con el centro educativo o con los Servicios Sociales, cesa esa conducta absentista o se modera, explican desde la Secretaría de la Comisión y desde el área de Programas. Lamentablemente, no siempre se consiguen los resultados deseados y «en torno a un 10% de los casos» se enquista y acaban acudiendo «de forma periódica» a Comisión. Allí los esfuerzos no cesan hasta que el menor cumple la mayoría de edad, si bien en ocasiones hasta se extiende más allá de los 16 años. «Solo cuando se agotan todas las opciones» reeducativas posibles sin resultado, se deriva el caso a la Fiscalía de Menores, donde las medidas ya son punitivas y pueden acarrear incluso condena para los padres. El curso pasado se derivó «un caso con absentismo del 100% durante todo el curso». Permanece sin resolver.