La hostelería se resiente por otra campaña micológica floja

Nuria Zaragoza
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Los negocios de hostelería de Pinares mantienen la actividad durante el fin de semana a pesar de la falta de setas pero aprecian una caída de reservas entre semana respecto de las campañas de buena cosecha

Los negocios de hostelería de Pinares encajan otra campaña, y ya van tres, de escasez micológica. Nadie esconde que en los años de buena cosecha prácticamente todos los negocios de la zona cuelgan el cartel de completo durante toda la campaña, tanto fines de semana como entre semana. Pero, ante la falta de recursos micológicos, se trata de poner imaginación, trabajo, ilusión y ganas para redirigir a los visitantes hacia el resto de recursos que tiene la zona. Gracias a ello, apuntan los negocios consultados por El Día de Soria, se ha conseguido salvar la campaña hasta ahora y llenar todos los  fines de semana. El problema está en los días de diario, donde la actividad ha caído notablemente respecto de una campaña micológica buena. 

Es el efecto del denominado turismo micológico, fundamental para la campaña hostelera otoñal. Pero en Pinares no solo se vive de setas...

En general, el nivel de ocupación  en lo que va de otoño es «bueno» y la campaña «se está salvando gracias al buen tiempo, los puentes festivos que han llenado la comarca de visitas, y los turistas que acuden en busca de setas pero, ante la escasez, se apuntan a otros recursos como el patrimonio, el medio ambiente, el deporte, la arquitectura...».

más que setas. En Vinuesa, uno de los puntos turísticos clave de la provincia, aseguran desde la Casa Rural La Pinariega que «aunque están cogiendo muy pocas setas, el puente ha sido buenísimo y se está viendo gente todos los días. El fin de semana está lleno todo y entre semana se ve ya también algo de movimiento». Desde el establecimiento admiten que hace unos años estaba «siempre lleno» y ahora «cuesta un poco más», si bien apuntan que no es un problema solo de que haya menos setas, sino de que se ha multiplicado la oferta y ahora «hay 30 casas rurales en Vinuesa». Aseguran que allí la micología afecta al turismo pero no en exceso ya que «aquí el principal atractivo es la Laguna Negra».  

Desde El Albergue de Covaleda apuntan que este es su tercer año abiertos y, por tanto, no tienen ninguna referencia de un año bueno a nivel recolector. «Estamos trabajando bien, mejor que en años anteriores y, de hecho, es el mejor octubre que hemos tenido. La falta de setas no sabemos muy bien cómo nos puede afectar ya que hace dos años y medio que abrimos y no ha habido ninguna campaña potente», especifican. Aunque asumen que hay cierto turismo que acude por las setas, matizan también que «la gente sigue viniendo por si acaso». 

En Molinos, el responsable de la Casa Rural El Último Cantero asume que la escasez de setas se nota porque «el fin de semana se llena pero entre semana no. Si hubiera setas, llenas también de diario», asegura. De hecho, apunta, tiene clientes que directamente le han dejado su teléfono móvil para que contacte con ellos si salen setas. A su juicio, más allá de los datos puntuales, el problema es si la situación se prolonga: «La gente sigue viniendo pero me temo que llegará un momento que dejarán de venir y buscarán otro sitio donde haya setas. Un año vuelves, y al siguiente igual también, pero año tras año viniendo a por setas y sin coger... no sé si al final la gente no se cansará», se cuestiona. 

Desde El Pinar de Navaleno admiten que está funcionando «regular» porque «no hay setas». «La gente te llama preguntando y, obviamente, no les vas a mentir. Les dices que todavía no hay setas y algunos ya no vienen», admiten. Afortunadamente, añaden desde el establecimiento pinariego, «hay gente que sigue viniendo aunque no haya setas y aprovechan para ver otras cosas, y Soria siempre les sorprende gratamente». El puente del Pilar han colgado el cartel de completo y durante los fines de semana también. El problema allí también es entre semana, donde llenarían si fuera una campaña micológica buena, considera. «Los años de buena cosecha se nota mucho para todo, no solo para el turismo rural, para los comercios, para los bares...», añaden. 

En la Casa Rural El Mirador de Pinares, en San Leonardo de Yagüe, apuntan que «la gente viene y lo primero que pregunta es por las setas pero, como no hay, pues aprovechan para ver otras cosas como la Laguna Negra, el Cañón del río Lobos...». Allí han tenido lleno todo el mes de octubre durante los fines de semana y en noviembre llevan ya un buen número de reservas. Como en el resto, lo más flojo es la semana. «Desde luego que se nota cuando es un año bueno pero, de momento, la gente sigue viniendo», sentencian. 

Desde Casarejos, el responsable de la Cabaña Real de Carreteros asegura que «turismo micológico no hay, pero hay otra cosa que es el bueno tiempo, con lo que vamos salvando». Recuerda que hubo «muchísima gente»durante el puente del Pilar y apunta también que «durante los fines de semana hay trabajo». No obstante, repara, los establecimientos permanecen abiertos durante todo el año, con los gastos de mantenimiento que eso supone, por lo que más allá de los buenos datos puntuales de fechas clave hay que analizar la situación en el cómputo total y teniendo en cuenta que ha sido «un verano nefasto». «En el Cañón del río Lobos, el día 16 de agosto había este año 20 coches. Otros años en fechas similares había un millar», apunta a modo de ejemplo. 

Este mes de octubre está siendo «muy bueno, el mejor mes del año», pero asegura que en sus veinte años al frente del negocio este es «el peor año de turismo de la historia, y de peor calidad». Y no acusa de ello a la falta de setas o al tiempo, sino a la falta de promoción, gestión y mantenimiento de las instalaciones. «Si la gente viene a la Laguna Negra en invierno y no puede verla porque los accesos están impracticables, si vienen al Cañón y no hemos sido capaces de limpiar los pasos, si van a la Fuentona y, aunque la han hecho accesible, no se puede pasar porque cuando llueve se inunda la zona de paso... eso ya no es problema de nada ni de nadie, sino de la mala gestión de las instituciones y de los políticos», recrimina.«Hay que hacer cosas por el turismo, actualizar la señalización, mantener las instalaciones, editar folletos...», emplaza.

«Si hubiera setas sería fantástico,. Pero la gente llama a preguntar y no les puedes mentir, les tienes que decir que no hay setas. Es cierto que esas llamadas este año se han reducido, y quizá es porque han buscado otros destinos donde sí hay setas. Por eso, insisto, hay que cuidar a los turistas, para que no se vayan a otro sitio aunque no haya setas», sentencia desde Casarejos. 

El perfil del turista micológico se repite en la zona de Pinares. Procedentes del Norte (sobre todo País Vasco), de Valencia, de Cataluña y, sobre todo, de Madrid.