"Soria ha dado un salto muy interesante en los últimos años"

R.Gris / N.Zaragoza
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Ha mamado el vino desde pequeño. Lo conoce y desde esa posición, ha luchado durante los últimos cinco años por afianzar en el mercado el posicionamiento de Ribera del Duero. Desconoce dónde le llevará el futuro, pero seguro estará ligado a la vid

Llegó hace cinco años a la Presidencia del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero y lo hizo casi sin querer. Hombre vinculado al vino durante toda una vida, nunca pensó en ejercer en el cargo, pero ahora reconoce que durante este tiempo se han asentado las bases para el crecimiento de Ribera. Afirma que todos los mercados son complicados, que no es fácil introducir un vino en cualquier país, sea cual sea, pero defiende la calidad como pilar fundamental de todas y cada una de las bodegas de la DO. Se muestra seguro de que gracias a esa base se continuará con un crecimiento sostenido. Convencido de que el futuro de la denominación tiene que pasar por la elaboración de vinos rosados en mayor cantidad y también por blancos, aunque sea en una proporción del cinco por ciento. No se atreve a poner plazos, pero asegura que la intención tanto de bodegueros como los viticultores están de acuerdo en que se incluyan nuevas variedades. 

Se da por concluida la vendimia en Ribera del Duero? 

Aunque oficialmente no lo esté, la vendimia se puede dar ya por terminada. Hemos llegado a los 125 millones de kilos recogidos. Cuando se metan todos los datos y se haga la última actualización puede que cambie algo, pero no serán grandes modificaciones.

La campaña empezó con cierto pesimismo pero parece que ha remontado. ¿Qué balance hace?

El balance es muy positivo a fecha de hoy, porque se ha cogido una cosecha importante en cantidad, que era muy necesaria. Pero, además, ya se sabe que para Ribera del Duero la cantidad no es lo más importante, sino que siempre vamos buscando la calidad. Y la verdad es que la calidad que se ha recibido en las bodegas es muy buena. La gente está encantada por el buen fruto, la sanidad y la calidad que ha entrado en las bodegas para hacer vino. Muy buena. 

¿Cierra en positivo la campaña?

Sí, totalmente. Además, como ha sido un cierre un poco inesperado, aún estamos más contentos. Porque tenemos que recordar que hace dos meses y medio había un cierto pesimismo por lo que podía pasar. Luego, a la hora de la verdad, el resultado ha sido fantástico. 

Por primera vez, ¿estará Ribera por debajo de Rueda?

Sí. Yo me atrevo a asegurarlo. Rueda este año estará por encima, no vamos a llegar a los 130 millones. Eso no es bueno ni malo, al final la naturaleza es la que manda. Aquí, se helaron algunas zonas y eso mermó la cosecha. No pasa nada, no tiene mayor importancia. En años como este, la naturaleza manda y no pasa nada.

¿Pero esta circunstancia va ser tendencia en el futuro o solo ocurrirá este año?

Ribera del Duero es de las zonas del país más expuestas al hielo, por nuestras peculiaridades. Las inclemencias del tiempo a Ribera del Duero la aceptan mal y dada esta circunstancia es normal que en ocasiones tengamos menos cosecha. Este año sufrimos una helada que mermó la cantidad de uva y eso nos sucede con frecuencia. Me atrevo a decir que somos la zona mundial con mayores problemas en este sentido. Los hielos nos afectan con mayor frecuencia que en otras zonas. 

Pero también se debe a un incremento de superficie en Rueda. 

Rueda ha incrementado más que Ribera, que lleva un paso más lento. Nosotros sumamos, pero de forma más progresiva y eso influye en el resultado final. Vamos incrementando pero lo hacemos de forma más lenta y eso claro que ha influido en el resultado. 

¿Cómo serán los vinos de esta añada?

Tienen muy buena pinta, estupenda diría yo. Tienen buen color, huelen muy bien. La uva ha entrado muy bien en las bodegas y cuando les pruebas en el momento actual, cuando todavía están en bruto, tienen una pinta estupenda. Yo creo que los de este año van a ser unos vinos muy buenos.

¿Por qué se han limitado a 7.000 kilos por hectárea, solo un 10 por ciento más, la producción cuando la temporada pasada fue muy escasa?

El tope máximo es el 15 por ciento. La normativa no permite más. Pensamos que el diez era lo prudente. Las bodegas han hecho bien el trabajo y pensamos que las vides tenían más kilogramos de lo que esperábamos y después del aclareo creemos que era lo justo. Se había hecho un buen trabajo previo y eso también es importante.  

¿El precio de la uva se mantiene o baja su precio con respecto a la pasada campaña?

El precio de la uva siempre es relativo. Por norma general, es un precio interesante y debe serlo tanto para el que vende o para el que compra. Si la cadena de precio se rompe no sirve para nada la situación. Lo de caro o barato yo no lo voy a juzgar. Tiene que salir bien para todo el mundo y cuando más se pague mejor para todos. El año pasado fue una cosecha muy corta por la helada del 28 de abril y desde entonces los precios fueron muy elevados. Es un año puntual y al final todo tiene que volver a la normalidad. Cuando se produce una situación excepcional, creo que es malo para todos, porque los precios de la uva se subieron mucho más de lo normal, pero este año parece que se ha estabilizado mucho y volvemos a una campaña más normal. 

La mecanización hace que cada vez más viñedo se recoja con máquina en Ribera. ¿Ese es el camino?

La mecanización es algo que llegará cada vez con más fuerza. Las máquinas cada vez funcionan mejor. La mano de obra cada vez es más difícil de encontrar y eso es un hecho que influye. Ribera del Duero ha sido muy fiel a la vendimia manual, pero se está abriendo a la maquinaria. Lógicamente, las máquinas van a llegar a más superficie, aunque más del 50 por ciento no va a poder ser porque esa es la superficie que tenemos en espaldera. La viñas en vaso y en espaldera suponen la mitad de la superficie total de la denominación y las máquinas podrán llegar a esa mitad de la superficie, pero no más. 

Las ventas de este año van a terminar muy por debajo de los límites de otros años, ¿afectará esta circunstancia a las grandes consumidores de las bodegas? 

Lógicamente. Ya lo hemos dicho. Dadas las circunstancias excepcionales del año pasado se ha roto la cadena de stock. No hay vino, no se puede vender, así de fácil. Es una realidad. Seguro que este año han quedado mercados desabastecidos. Hay sitios donde queríamos haber llegado y no hemos podido. Pero no es algo que dependa de nosotros porque es algo que viene dado por las condiciones de cada año, nos lo da la naturaleza. 

¿Las bodegas están vacías?

Sí claro. Bueno ahora se acaban de llenar (risas). La verdad es que están sin vino totalmente. No teníamos más vino y no hemos podido llegar a más.  

296 bodegas, 22.552 hectáreas de vid y 8.220 viticultores. ¿Dónde está el límite de Ribera?

El límite le pone el consumidor. Al final, Ribera del Duero, aunque con una trayectoria importante e intensa, no deja de ser jovencita. 36 años nada más. Sí es cierto que Ribera tiene la obligación de ir creciendo hasta donde pueda, si el consumidor nos lo concede. Eso es bueno para todos porque significa riqueza para la zona y el consumidor tendrá más opciones de oferta para la adquisición de vino. Al final, el límite está en el consumidor. 

¿Por qué Ribera del Duero crece de forma más pausada que otras denominaciones? 

El crecimiento no ha sido lento, lo parece, pero no. Si analizamos la trayectoria de Ribera el crecimiento es espectacular, el año anterior fue del 6 por ciento. Es importante. Es un crecimiento estabilizado y posicionado en el mercado, que es lo más importante. Estamos en un nivel muy arriba en la tabla en cuanto a satisfacción del consumidor. Eso es muy importante. 

¿Es mejor hacerlo de forma pausada que no de golpe y correr el riesgo de poder morir de éxito?

Al final, los dos resultados pueden ser buenos. Nosotros tenemos los pies muy bien puestos en la tierra. A nosotros, nos está dando un buen resultado, muy interesante.  

¿Continúa Ribera del Duero siendo atractiva para la llegada de nuevas empresas? 

Sí, por lo que estamos viendo. Hace muy poco tiempo dos grandes grupos empresariales españoles han llegado a Ribera del Duero. Son dos grupos muy importantes que ya están dentro de la denominación. Han llegado de forma muy reciente y ya están fijos en las bodegas. Uno de ellos ha registrado ya los papeles dentro del consejo regulador, mientras que el otro todavía no lo ha hecho pero sí que está establecido en la zona. 

¿Fija la fiesta de la vendimia su sede permanente en Aranda de Duero? 

Se estudió mucho al hacerlo antes de tomar la decisión. Si queremos conseguir que la fiesta se convierta en algo más que pasar un día entre nosotros, el núcleo de población donde tiene que hacerse es Aranda. Tiene la población y la capacidad hotelera suficiente para ello. Ribera tiene que estar por encima de los intereses de un pueblo u otro. Hay otros municipios grandes dentro de la denominación, pero no ofrecen los mismos servicios. Pretendemos que la fiesta sea algo más que una pisada de uvas, queremos que la gente venga a pasar el fin de semana con nosotros y que conozca los vinos de la denominación, y para eso el municipio que nos ofrece más posibilidades es Aranda de Duero.  

Qué tienen de característico, de propio, los vinos sorianos integrados en la Denominación de Origen Ribera del Duero? 

Dentro de la denominación cada zona del río Duero tiene sus particularidades. Todas las zonas tienen su identidad dentro de esa identidad global. La de Soria viene determinada por su altitud, por su terreno. Tiene esa diferenciación, pero al final da lugar a que lo que es la Ribera del Duero, donde los unos con los otros hacemos un total que es tan importante y de tanta calidad. 

Desde el sector siempre se defiende que en Soria tenemos unas cepas con sello propio y se reclama esa diferenciación. ¿Está de acuerdo en que el viñedo de Soria tiene algo único que debe reconocerse?

La altitud está ahí, evidentemente. Y cada vez se está dando más importancia a la altitud del viñedo. Soria, evidentemente, es de las zonas más altas del río Duero, eso no hay duda y ahí está la situación, y hay que aprovecharla.

Otra de las señas de identidad del viñedo soriano es la apuesta que se ha hecho por mantener las cepas más viejas, por conservar el trabajo de nuestros antepasados. ¿Eso da un plus a los vinos de la provincia?

Lógicamente, todo lo que se pueda mantener en el tiempo como se está haciendo es un valor añadido que está ahí y tiene su valor importante. Entonces, al final es estupendo que se mantengan los viñedos con muchos años de historia y con muchos años de recorrido, porque dan una calidad que está ahí.

¿Hay que esforzarse por no perder esas cepas más antiguas en el momento del relevo generacional?

Al final, para que todo se mantenga, es el mercado el que pone cada cosa en su sitio. De momento, lógicamente, hay un mercado que está reclamando ese tipo de uva y es el que nos mantiene vivos. Todo lo demás es lo que queramos ganar. El mercado es el que pone y quita las cosas.

Ni más ni menos, así de claro. 

En Soria están surgiendo en los últimos años nuevos proyectos, están entrando bodegueros jóvenes. ¿Es importante generar sinergias entre ese sector más nuevo y ese patrimonio histórico que se ha mantenido?

Por supuesto, es importante que convivan. Además, últimamente se están desarrollando en conjunto de una forma estupenda. Yo creo que el desarrollo de la provincia de Soria en los últimos años ha sido muy interesante. Otros andaban más deprisa, pero Soria ha pegado un salto importante, y creo que eso es de valorar y de tener en cuenta. 

¿Está Soria al mismo nivel que el resto de la Ribera del Duero? ¿Va acompasada con las otras provincias de la denominación?

La Ribera del Duero está toda en general al mismo nivel. Las cosas se están haciendo muy bien y, en Soria, por supuesto, también. 

¿Por dónde tenemos que seguir trabajando para seguir creciendo?

En Soria, como en las otras tres provincias, tenemos que trabajar por hacer las cosas bien, porque es el futuro de la Ribera del Duero. No tenemos más camino que hacer las cosas bien. 

Soria está liderando la lucha contra la despoblación. ¿Qué papel tiene el vino y la DO Ribera del Duero para asentar población, atraer gente y generar nuevos empleos?

Es fundamental. Queramos o no queramos, al final, somos una industria que no nos podemos deslocalizar. Estamos ahí y no nos podemos ir a ninguna otra parte para producir nuestras uvas. Es la tierra donde hemos invertido y donde tenemos nuestro futuro, y hemos luchado mucho por él. Y si mañana fracasamos, habremos fracasado con todo. Pero aún fracasando, ahí se va a quedar, en la tierra, no nos lo podemos llevar a ninguna parte. 

En Soria se está haciendo una apuesta potente desde diferentes núcleos de población y contando con la colaboración de los bodegueros por el enoturismo. ¿Queda camino por explotar en ese campo?

El enoturismo es un valor en alza que hay que tener en cuenta y que creo que cada vez va a ser más importante. Y no solo en Soria, en toda la región del Duero vinícola tenemos un futuro por delante ahí que tenemos que luchar por él, y lucharlo mucho. Tenemos mucho que conseguir en ese campo. 

¿Cuáles son los retos de la denominación focalizados en Soria? ¿Qué puntos destacaría? 

Al final, el reto que tenemos por delante es seguir manteniendo la calidad e, incluso, mejorarla cada vez más. Es el camino que llevamos. Tenemos también, como decíamos, el enoturismo en ‘mantillas’ y está por desarrollar. Es una región vinícola joven y tenemos un futuro importante, y un esfuerzo y un trabajo que, si lo hacemos bien, puede dar resultados interesante. 

¿Queda potencial de crecimiento?

Por supuesto, todos pensamos que tenemos un potencial de crecimiento importante por el que hay que luchar. Pero, insisto, tenemos que hacer las cosas bien. Así seguro que lo conseguimos.