Estados Unidos vuelve a las urnas hoy, casi dos años después de la victoria en las presidenciales de Donald Trump, para unas elecciones de mitad de mandato que llegan con una expectación inusitada: se trata de la primera gran votación desde la llegada de Trump a la Casa Blanca y en ella se renovará toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, ambos en manos de los republicanos, que podrían perder su mayoría en función de cuál sea la reacción de un desnortado Partido Demócrata.

Si bien todo apunta a que los conservadores perderán su control absoluto en la Cámara Baja, los sondeos mantienen el poder de estos en la Alta. Eso sí, el triunfo del magnate en los comicios de 2016 redibujó un escenario político donde ya pocos se atreven a dar nada por sentado y, a pesar del desgaste aparente del mandatario durante esta mitad de legislatura, no se descarta que sus más acérrimos defensores puedan dar un vuelco a las encuestas y revalidar a la derecha en ambas bancadas.

Los analistas, no obstante, defienden que el escenario más probable es que la gran parte de los 435 escaños de la Cámara de Representantes caiga en manos demócratas, lo que les daría margen de actuación para promover iniciativas legislativas y poner coto al jefe del Ejecutivo. En el Senado, sin embargo, lo tienen más complicado, ya que de los 33 asientos en juego, 25 ya están en manos de los liberales, por lo que la renovación se antoja difícil.