El ADN ganador de la saga Hoyuelos

S. Recio
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Paula ha debutado en Liga Endesa de baloncesto y Leyre es campeona de jabalina

El ADN ganador de la saga Hoyuelos - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

La genética es caprichosa pero otras muchas veces no deja nada al azar. Son varios los casos de hermanos que cuentan con unas grandes cualidades para el deporte profesional. Es el caso en Soria de los Arancón en el atletismo o los Olalla en voleibol. A estos se suman ahora las hermanas Hoyuelos, pero en este caso triunfando en disciplinas distintas.

Paula, la mayor, debutaba con 16 años en Liga Endesa, la máxima categoría del baloncesto español, con el Ensino Lugo y esta temporada ha llegado a disputar tres partidos, un caso precoz que habla muy bien de su talento. Su hermana Leyre, con 14 años, se ha proclamado Campeona de España Sub-16 en lanzamiento de jabalina, una disciplina, por cierto, poco practicada en Soria,

Ambas se fijan en la otra para mejorar y a su vez para sentirse orgullosas. Tienen un gran futuro por delante y todo gracias a criarse en un gran ambiente deportivo que nunca les ha hecho desviarse de sus estudios

Herencia. Los padres de las hermanas Hoyuelos eran jugadores de baloncesto y ese es el principal motivo que hizo que Paula se dedicase a este deporte, «desde muy pequeña mis padres me llevaban a las pistas y todas las tardes me encantaba jugar y tirar a canasta». Nunca más se separó de este deporte.

Destacaba en las categorías inferiores del Fuente del Rey sobre el resto de sus compañeras y ya en edad cadete tomaba la decisión de marcharse al Ponce de Valladolid, «de mi edad no había demasiada gente para competir y allí estuve dos años». Dos temporadas duras para la familia, «los viajes de ida y vuelta eran muy costosos y buscaba algo más estable».

Le ofrecían entonces estudiar y jugar en Lugo, «era una decisión complicada porque me alejaba de mi familia pero tenía una buena beca». Allí conocía el verdadero nivel del mejor baloncesto, «entras en otra dinámica porque tienes muchas dobles sesiones». Entrenaba con el cadete y los equipos superiores, «era duro pero a su vez veía que podía jugar y ser cada día mejor».

En octubre de 2020 debutaba con el primer equipo en Liga Endesa, «yo estaba muy nerviosa», recuerda, «me sudaban las manos y a cualquier mirada del entrenador pensaba que iba a salir». Pasaban los minutos y no llegaba su momento, «pero al final me mandó salir y no me di ni cuenta de quitarme la camiseta de calentamiento».

Pero una vez en la pista esta joven base mostró su gran nivel, «tenía muy claro lo que tenía que hacer, empecé a colocar a mis compañeras y a llevar el juego». Incluso anotó sus primeros puntos, «es verdad que tuve que meter dos tiros libres y en ese momento reconozco que sí que me temblaba la mano».

Identidad. Mientras Leyre veía a toda su familia dedicarse al baloncesto, ella optaba por el atletismo, «desde pequeña he entrenado en esto, también jugaba al basket porque es divertido jugar con tus amigas en un deporte de equipo pero es cierto que prefiero el atletismo». No se conformaba con eso y buscaba una disciplina diferente.

Con 12 años en unas pruebas elegía la jabalina, «mi hermana ya había probado y me gustó, desde entonces me he centrado más en ella». Con una madurez que llama la atención reconoce «que se me da mejor esto que el baloncesto y decidí seguir con ello». Una decisión que en poco más de dos años ha dado unos grandes frutos.

En el pasado Campeonato de España lanzaba la jabalina más allá de 40 metros logrando el oro, «batí mi mejor marca y la verdad es que no me lo esperaba pero estoy muy contenta». Este resultado anima a la deportista a seguir en esa especialidad, «quiero disfrutar de esto ahora porque ha habido momentos que me he agobiado y ahora veo que el camino es bueno».

Su margen de mejora es enorme, «tengo que incidir en las colocaciones y en ganar velocidad en la carrera y sé que si trabajo en eso con más fuerza y más movilidad podré tirar muy lejos». Porque la jabalina no es solo fuerza, «no vale con el brazo, la cadera es muy importante».

Una mentalidad ganadora de la pequeña de las Hoyuelos, que esto sí, lo ha heredado de su hermana.