La crítica -
Por Juana Samanes
Adaptación de la novela de Jesús Carrasco, algunos han definido este film como un thriller, desde el momento que toda la película es una huida hacia adelante, una persecución incesante. No obstante, por el paisaje y los diferentes acontecimientos y duelos que suceden, bebe mucho más del género del western, de hecho aparecen sus elementos imprescindibles: un hombre, un caballo y un rifle.
La historia, plagada de violencia pero también de poesía, aborda con sutileza, desde la primera secuencia, esa lacra de la sociedad que es la pederastia, esa bestia que destroza lo más hermoso: la inocencia. Pero aunque ese grave asunto sea el detonante del conflicto lo que impera en este relato es la relación entre un hombre humilde, curtido en mil batallas, y un niño que encuentra en él al padre que nunca le defendió del abuso. Los consejos que ese honrado y sensato pastor le da al menor sobre la existencia y la conducta que debe presidirla son magníficos “Tienes toda la vida por delante, niño, no la malgastes odiando”. Una visión que en nada coincide con ese capataz amoral del que huye el menor que se cree con derecho a todo sobre los miserables que habitan sus tierras.
El director sevillano, Benito Zambrano, cuyo drama sobre la maternidad, Solas, arrasó en premios y buenas críticas allá por el año 1.999 vuelve a la denuncia social, uno de los temas claves en la filmografía. Asombra que, por fin, al actor Luis Tosar le haya tocado interpretar a un hombre bueno cuando su carrera profesional está plagada de villanos de todo tipo. Tiene mucha química con el niño de la cinta, interpretado por Jaime López, que hace una actuación meritoria.
El largometraje se ha filmado totalmente en exteriores, con la dificultad que ello conlleva, con localizaciones de una belleza árida aplastante del Altiplano granadino bien fotografiado por Pau Esteve Birba.