José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


El esfuerzo cotiza a la baja

18/06/2022

Estos días de atrás he vuelto a observar, con cierta perplejidad, las informaciones, sobre todo de las grandes cadenas de televisión, dedicadas a las pruebas de acceso a la universidad. Como quiera que no han sido simultáneas en todas las comunidades a la vez han tenido munición informativa,-lo de informativa es un decir.- para un par de semanas. Ustedes como yo habrán comprobado que unos más y otros menos, pero todos los reporteros parecían cronistas de épicas batallas que tenían que librar los estudiantes ante la decisiva prueba. Remataba la faena el presentador o presentadora del programa con los sesudos análisis de psicólogos y sociólogos que evaluaban el impacto en la personalidad y el ánimo de los adolescentes afectados por tan cruel prueba 'iniciática'.

Ni que decir tiene que, cuando hace cuarenta y tantos años pasábamos por una prueba similar, la llamábamos 'Selectividad', la cuestión carecía del carácter heroico que tiene ahora. La hacíamos y ya está, otro examen más, como las 'Reválidas' que jalonaban el Bachillerato. El caso es que con tanta noticia vacua y comentarios irrelevantes lo que sí se logra es que los aspirantes a universitarios asuman, incluso sin querer, la condición de sufridos guerreros una vez se enfrentan a la peligrosa 'Hidra' de la EBAU. Y la superen o no dan por supuesto, merced también a la costumbre cada día más extendida y publicitada por los aludidos medios, que ello les dan el derecho inalienable a largarse una semana la costa, y a costa de los bolsillos paternos claro, para relajarse de la tensión sufrida y restañar las heridas que en el ánimo ha dejado como secuela la sangrienta batalla.

Mejor para ellos, dirán ustedes. No, aseguro yo. Esta mecánica no es más que la prueba palmaria de la filosofía del esfuerzo se está extinguiendo está desprestigiada y las pocas veces que se aplica resulta casi cómica la exaltación del mismo y los desproporcionados laureles que merece.

Los sucesivos planes de estudios, que siempre empeoran el anterior, parecen más pensados para que no se traumatice nadie por sus fracasos que para formar a los que deben ser los profesionales que hereden las responsabilidades de este país. Todas, desde el presidente del Gobierno hasta el último encofrador o ganadero.

No me extraña, que los mismos medios que contribuyen a esta decadencia de las voluntades esforzadas, se vea también en la obligación que ofrecernos los enternecedores consejos para cuando llega el calor. Hay que beber agua, ir por la sombra y darse cremita en la playa. Como si fuéramos tontos o incapaces de pensar por nuestra cuenta. Aunque visto lo visto, no digo yo que no haya algo de verdad en ello.