Las aulas de Abejar del CRA Pinar Grande lucen estos días con dibujos, carteles o mensajes en ucraniano, porque la mitad del alumnado que estudia en ellas proceden de este país. Desde que ocho pequeños refugiados llegaron a este colegio pasadas las vacaciones de Semana Santa, ya nada ha sido igual, ni para el resto de alumnos ni para el profesorado. "Tenemos niños de Infantil y Primaria y lo bueno de estar aquí es que están mezclados la mayor parte del tiempo", explican desde este centro escolar, en el que ahora tratan de enseñar vocabulario básico a estos pequeños, a través del juego o de asignaturas más sociales, como la Educación Física, Plástica o Matemáticas, pero la tarea más importante es la de hacer que se sientan a gusto. "El primer día les dimos una pequeña bienvenida en su idioma, que no es nada fácil, y de lo que se trata es de darles también cariño, de lo que están muy necesitados", explican desde la dirección y el claustro de profesores de este centro. 

Mientras tanto, los vecinos de la localidad tambien han acogido con los brazos abiertos la llegada de estos nuevos pobladores. Para ellos, hay clases de español tres veces por semana y a título particular "cada uno ayudamos en lo que podemos, aunque con el idioma es muy difícil entendernos", reconocen algunos vecinos. 

Tras casi un mes desde que recalasen en la localidad, para muchos de estos refugiados la prioridad ahora es encontrar un puesto de trabajo. "Estamos muy contentos aquí pero necesitamos trabajar para poder pagar una casa, o desplazamientos que tengamos que hacer a Soria", reconocen algunos de ellos.