El sometimiento ofensivo de Japón

C. de la Blanca (SPC)
-

Los 'samuráis azules' basan su juego en renunciar a la posesión y aprovechar su velocidad al contragolpe para hacer daño al oponente

El conjunto de Hajime Moriyasu realiza carrera continua en un entrenamiento. - Foto: J. J. Guillén (efe)

Dos goles en cinco minutos y otro en el último instante del partido dejaron a Japón con la miel en los labios en el pasado Mundial de 2018. Los cuartos de final se podían tocar casi con las dos manos, pero Bélgica respondió sin clemencia. Volver a tener esa oportunidad es lo que ansía ahora, un cuadro nipón que se mide a España, un contrincante que, por juego, no le va nada bien.

La selección española se encuentra ante, tal vez, el equipo que mejor se adapta a su forma de concebir el fútbol. Además, las necesidades de los asiáticos, que tienen que ir a ganar para evitar que Costa Rica o Alemania les dejen fuera, provocan que en el partido imaginado ante la Roja reinen los espacios.

Es un arma de doble filo, ya que durante el torneo se ha visto que los 'samuráis azules' atacan bien, sobre todo cuando se protegen atrás con tres centrales y dejan los carriles para el ida y vuelta de dos hombres de banda encaradores, como ha sucedido en ambas segundas partes de sus enfrentamientos en el campeonato con Kaoru Mitoma.

El equipo dirigido por Hajime Moriyasu saltó al terreno de juego, tanto contra los germanos como ante los 'ticos', con su sistema táctico habitual, un 4-2-3-1. Del primer encuentro al segundo, el técnico cambió varias piezas, pero no modificó la disposición sobre el verde. Sí lo hizo en las segundas mitades de los dos compromisos, dando entrada a Mitoma como carrilero izquierdo y poblando el ataque de futbolistas con desequilibrio y llegada. Fue el caso de Takumi Minamino, quizá el jugador con más caché internacional de la selección, pero que en las dos citas disputadas hasta la fecha ha sido suplente. 

Ante España, Japón deberá asumir que no podrá tener el control del encuentro, aunque es algo por lo que tampoco iba a luchar en exceso. El combinado de Luis Enrique se adueñará, como en los demás choques, de la posesión del balón, ya que posee más argumentos que los nipones para destacar en esta faceta. La media de posesión de los asiáticos en el Mundial es del 41,5 por ciento, con 348 pases completados por partido (81,7 por ciento de acierto), de los cuales 189 son en campo contrario.

En cambio, los europeos presentan unas cifras bastante mejores en este aspecto: 73 por ciento de posesión de pelota promedia la Roja en los dos compromisos que ha jugado, con 760 pases por enfrentamiento (90,5 por ciento de acierto) y 349 fueron ejecutados en el terreno de juego del rival. 

Intensidad en ataque

De esta forma, la ventaja competitiva de los 'samuráis azules' pasa por el sometimiento ofensivo a su oponente, como ocurrió durante varias fases de los dos anteriores encuentros. Alemania se vio sorprendida por un equipo que atacaba en manada, con muchos hombres al remate y con gran capacidad de generar ventajas a través del uno contra uno.

El duelo será una prueba de fuego para la defensa española, quizá la línea más débil de la basta plantilla con la que cuenta Luis Enrique. Frenar el torrente ofensivo de los nipones será la llave para acceder como primera de grupo a los octavos de final, ronda que no superó en su última aparición mundialista en Rusia'18.