300 confecciones para la Nancy

A.P.L.
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El Museo de las Muñecas abre sus puertas en julio y agosto para mostrar los diseños que Laura López, de 83 años, ha creado sin patrones y cortando al aire

300 confecciones para la Nancy - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

El Museo de las Muñecas, en San Leonardo de Yagüe, volverá a abrir sus puertas en julio y agosto para mostrar las creaciones de Laura López, de 83 años. «Espero que os guste», comenta ilusionada antes de abrir las puertas del local en la calle El Sol (número 4) a El Día de Soria.

Es un museo muy coqueto decorado en blanco y tonos pastel en el que las unas 300 creaciones de vestidos y complementos originales de la popular muñeca Nancy (la más famosa antes de la llegada de Barbie) se disponen ordenadamente en galanes, baldas y vitrinas. Laura y su hija Begoña comienzan a hablar sobre el contenido del museo y cómo se puso en marcha el mismo. Son un tándem perfecto, porque la madre ha confeccionado durante años estos diseños únicos y la hija ha decidido mostrarlo para rendirle homenaje.

«Las muñecas son las de mi infancia y ésta [señala a una de ellas] es la primera que tuve, de 1974», pero hay alguna anterior, de 1968, detalla Begoña. «Si te das cuenta no se nota nada de nada la puntada, está todo hecho a mano», añade su madre, que nunca ha hecho nada con máquina de coser, no patrona y corta al aire. Su afición por la costura surgió ya de niña y en su casa no faltaba la conocida revista de moda Burda. Cuando su hija le enseñó los trajes que había comprando para su muñeca le dijo que ella se los haría, así que los hay de más de 50 años. Y ahora en el museo tiene esos primeros vestidos, a los que siguieron muchos más. «El huracán Laura hizo 162 vestidos en 13 meses», ensalza su hija con cariño, después continuó con una tanda de 80 y otros 70 en tres meses.

«No hay ninguno igual» y algunos son una verdadera obra de arte, con hasta nueve piezas. Y es que además de coser le gusta diseñar y le encanta ver el resultado final.  Nos van mostrando las creaciones que llaman la atención, de las más clásicas a las más modernas, en evolución, y también las confeccionadas con telas recicladas, como sábanas y retales (incluso de trajes de novia de Rosa Clará que les facilitó una amiga). «No hemos comprado telas, solo la del traje de serrana rojo y el mantón de Manila», que luce una Nancy en la vitrina principal, junto a otros de ceremonia y especiales, como los de nidos de abeja. Los hay de tul, de terciopelo, de algodón, de lana... Es curioso «cómo monta las puntillas» y «las flores son su firma». Nos invitan a elegir uno y buscar al que se parezca, es curioso, porque no hay ninguno. «Ella juega e incluso hay algún modelo inspirado en la pasarela», también de estilo Balenciaga, inspirados en Jackie Onassis, ibicencos, de glamour, modernistas, tipo Chanel, reversibles, griegos, inspirado en las Meninas, rococós, tipo Frida Kahlo, escoceses... Muchos con bolsos a juego, todo al detalle, jugando con puntillas y entredós.

diseños únicos. Cuando los diseños de Laura se mostraron en una exposición itinerante sorprendieron incluso a Felipe y Brisna, profesionales que han trabajado con creadores como Ágatha Ruiz de la Prada, Hanssel Sleiter o Maison Mesa. Les dijeron a Laura y su hija que volverían. Tienen numerosas visitas en el museo, tanto de hombres como de mujeres.    

«Es la ilusión que yo tengo por poner en valor el trabajo de esas señoras mayores, no solo de mi madre, que se ha quedado a un lado y que parece que nadie se da cuenta de todo este trabajo que se hacía a mano», reitera Begoña mostrando un vestido de novia de tul con flores. Además, hay visitantes a los que les gusta porque les recuerda a su infancia, «no es nostalgia, se emocionan e incluso se ponen a llorar», como una mujer que recordó que no tenía dinero para comprarse una muñeca e iba a casa de una amiga para jugar con la suya. Como anécdota, «gusta mucho al público masculino» y «los niños no se quieren ir» cuando ven las creaciones de Laura y los montajes de Nancy, Lucas y Leslie de los años 70.

«A las dos nos ha venido fenomenal, hemos estado jugando como niñas para montarlo», indican, «y tenemos la gran suerte de que gusta mucho». Así que los interesados en visitar este original museo pueden reservar ya sus visitas (a un precio de 2,50 euros) en el teléfono 609758546.