La veterana Confitería Gil, en Almazán, echa el cierre esta semana, tanto de la pastelería como de la cafetería en la avenida Salazar y Torres. Fundada en 1957 por Eugenio Gil y su esposa Carmen Borjabad, ha elaborado durante todos estos años productos típicos de Almazán, como las populares yemas y paciencias. La empresa familiar inició su andadura en el casco antiguo y en los años 80 se trasladó a unas instalaciones más amplias y modernas, con obrador, pastelería y cafetería. Rafael Gil se hizo cargo del negocio, continuando la tradición de artesano pastelero elaborando con el mismo mimo y las mismas ganas estos productos e innovando con otros nuevos de gran calidad.