José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Ni se secó el Duero, ni ardió Soria

29/06/2020

Lo que se nos está secando es el alma y nos arden las entrañas a los que hemos vivido, y espero que lo hagamos en el futuro, las Fiestas de San Juan de manera apasionada. Sintiéndolas como lo que son, un periodo de excepción, un paréntesis en la rutina, el orden y la moderación que caracteriza a la mayor parte de los paisanos de esta parte de la dura meseta del Duero.
No pudo el clero con la inercia de estas fiestas solsticiales y les tuvo que poner el nombre del santo del día, San Juan, el Bautista, que si se fijan, no aparece por ninguna parte y en ninguna celebración. Ni siquiera el Lunes de bailas, en que la efigie de una docena de  inquilinos celestiales, recorre las calles de la ciudad, primero en solemne procesión y luego en el barrio que le corresponde a su cuadrilla. Sí sale un San Juan, pero es el evangelista,  no el que da nombre a los festejos. Tan minusvalorado está el personaje que bautizó al mismísimo Cristo Redentor, que ni siquiera ostenta el patronazgo de las fiestas a las que da  nombre que es de la Virgen de la Blanca, y el de la ciudad de San Saturio 
El caso es que henos aquí, ocupando un hueco en este periódico que merecerá la pena conservar, pues aglutina una parte de la historia de la ciudad que merecerá la pena recordar. Si echamos la vista atrás, a otros avatares que nos hurtaron las fiestas, sobre todo acontecimientos bélicos, vemos que el enemigo llegaba de cara y armado con espadas o con fusiles, pero estaba delante, al frente y en el frente y se sabía de hacer; o plantarle cara o echar a correr. Aquí no nos vale nada de eso. Nos ponemos la mascarilla confiando en que, ni uno  sólo de esos minúsculos engendros se nos cuele en la garganta y nos dé un serio disgusto.
Hoy es Viernesde Toros pero sin toros, y no son pocos los que optan por rescatar una tradición vieja, que no antigua, de juntarse con los amigos a comer juntos. Me dicen que los restaurantes de la capital han copado sus muy limitadas plazas. Sea pues. Vivan con sus amigos el recuerdo de aquel desenfreno que no era ajeno ni a pequeños ni a mayores. Vivan el recuerdo digo, no revivan una celebración como las de antes. Mal asunto sería que  volviéramos a fases anteriores por algún rebrote. Eso sí que sería una dolorosa ‘resaca’ sanjuanera. Nada de abrazos, ni de mogollones, ni danzas ni canciones. Un aspirante a tenor, a voz en cuello, la llega muy lejos con su aliento, y en él viajan los virus.
Es casi patético que traigamos a la memoria la coplilla aquella con la que Soria se encaraba a quienes querían cambiar las fiestas. Ya ven, no se ha secado el Duero, ni ha ardido Soria. Pero  no contábamos con el Covid 19.