José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


La ceguera de El Mirón

20/09/2020

La historia del ahora denominado Hospital Virgen del Mirón, se corresponde con la de un número vergonzante de inversiones fracasadas que se han hecho por instituciones públicas en esta provincia. Y en todo el país, añado.
Se construyó para destinarlo al tratamiento de tuberculosos. Se daba por hecho que los aires limpios y frescos que llegan de la Cebollera y Piqueras, mejoraban las capacidades respiratorias de los enfermos. Terminado y equipado no tardaron en caer en la cuenta de que esos mismo vientos llevarían los efluvios de decenas de infectados hacia la capital castellana. Mal asunto. Verdad o leyenda, el caso es que por alguna razón no tardó en plantearse la construcción de un nuevo hospital que culminó con la puesta en marcha de lo que entonces dimos en llamar ‘Residencia Sanitaria de la Seguridad Social’. La ‘protección’ de Santa Bárbara, más por la ermita aneja, que por las cualidades sanadoras de la patrona de los artilleros, se añadió después. Adolfo Suárez la inauguró en 1982 y desde entonces hasta ahora, el destino del, por entonces denominado Hospital Institucional, ha sido de lo más errático. Han pasado por los despachos de los responsables  sanitarios muchas ideas, algunas peregrinas y otras siniestras entre las que podemos incluir el cierre y demolición del vetusto edificio.
El caso es que, a fecha de hoy seguimos sin saber qué quiere hacer la Junta de Castilla y León con esa mole y menos aún cuando termine la ampliación del Santa Bárbara. En este escenario ha irrumpido la pandemia y hemos tenido que escuchar incluso la notable estupidez que defendió la necesidad de solicitar al ejército la construcción de un hospital de campaña en Soria cuando más apretaba el bicho, allá por marzo. Era el momento, no cabe duda de levantar el dedo y preguntar, oiga ¿ por qué no equipamos y dotamos el  Virgen del Mirón para tratar a los infectados y asunto resuelto? Lograríamos el efecto que los chinos consiguieron con los macro-hospitales que edificaron en un par de semanas o tres.
Hubo silencio administrativo y lo sigue habiendo, pese a que la pandemia no se bate en retirada y que, al parecer hay recursos económicos para abordar un reforzamiento del sistema sanitario. Quizá el problema es que, la cosa pública, cada vez funciona más como las empresas privadas, gobierne quien gobierne, pero sobre todo si lo hacen los partido liberales, y lo primero de todo es hacer el cálculo de los costos, en función de los beneficiarios de un servicio. Pacientes que lo son cuando se ponen malos pero que tornan a ser electores cada cuatro años y aquí, señores, somos muy pocos.