Editorial

La crisis en el PP demanda una profunda catarsis

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La crisis en el Partido Popular, desencadenada a finales de la pasada semana como consecuencia del enfrentamiento entre la dirección nacional de la formación y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, vivió ayer un nuevo episodio con una multitudinaria manifestación en la sede de Génova en la que miles de simpatizantes demandaron la dimisión de su presidente, Pablo Casado, así como la del secretario general, Teodoro García Egea. La herida en el partido más importante de la oposición sigue abierta, pese al encuentro que Casado y Ayuso mantuvieron el viernes, y es evidente que el desgaste y el daño que está experimentando el PP ya sólo se soluciona con la convocatoria de un congreso extraordinario, que sirva para llevar a cabo una profunda catarsis que acabe con la sangría de credibilidad y la desafección ciudadana.

El anuncio del cierre del expediente abierto a Ayuso tras considerar adecuadas las explicaciones de la líder regional sobre el cobro de su hermano por las gestiones para la compra de mascarillas no ha servido para atajar una guerra fratricida que 48 horas antes había vivido uno de sus momentos más bochornosos. Pablo Casado dejó caer en una entrevista radiofónica -su única comparecencia durante la crisis- si era ético que en plena pandemia, con 700 muertos diarios, se cobrara por intermediar en la adquisición de mascarillas. El dedo acusador, que señalaba a Ayuso con contundencia, se plegó rápidamente a las pocas horas, pero el daño ya estaba hecho. La información que manejaban en Génova con presuntos datos fiscales de un tercero, que solo puede aportar una institución pública, se ha vuelto en su contra y la sombra de un posible espionaje interno demanda ahora más aclaraciones que sirvan para depurar responsabilidades.

La presidenta de la Comunidad también ha cometido errores. El pulso que ha mantenido con la dirección de la formación, con sus evasivas para dar las explicaciones pertinentes desde el pasado verano sobre la relación contractual de su hermano con la empresa a la que se adjudicó la compra de material sanitario, no se entiende. Más aún cuando dos de sus consejeros comparecieron finalmente de forma pública para puntualizar la cuantía y el trabajo realizado, dando detalles que podían haber servido para que Génova diera carpetazo a un asunto que a quien más ha perjudicado ha sido al propio PP.

Casado se reúne hoy con el Comité de Dirección para analizar los pasos a seguir en esta crisis sin precedentes. Este encuentro no puede ser una nueva patada hacia adelante. El PP necesita convocar un consejo extraordinario que sirva para acabar con la guerra interna y que ponga los cimientos de un futuro que hoy está lleno de incertidumbre.

 

SUMARIO: Casado debe convocar un congreso extraordinario que sirva para acabar con la guerra internav