¿Salir o no salir?

EFE
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Los niños, sobre todo los más pequeños, están sufriendo mucho con el estado de alarma y el confinamiento en sus casas. El Ejecutivo se muestra inflexible y no cede

¿Salir o no salir? - Foto: Cabalar

Marc y Álex tienen 6 y 4 años, respectivamente, y estos días han convertido el sofá en un verdadero parque de camas elásticas: volteretas, acrobacias y saltos son la receta para gastar energía y sobrellevar el confinamiento que los tiene desde hace casi tres semanas encerrados en casa.

«Son muy movidos e intentamos dejarlos más sueltos, que puedan saltar en la cama o el sofá para despejarse porque están bastante irritables», asegura Xavi, el padre de los pequeños, quien opina que, si el estado de alarma se alarga, se debería habilitar alguna fórmula para que puedan salir a la calle sin peligro.

Thais y Dani pasan las horas entre manualidades, pinturas y dibujos, eso cuando logran que Ylenia (6 años) y Aaron (3) dejen de gritar desde el balcón. «Es su forma de desahogarse, porque se están portando realmente bien», señala la mamá de ambos.

Aunque los pequeños están locos por salir a pasear, ella no lo tiene tan claro, al menos hasta que se reduzca el impacto de la pandemia: «La verdad, estoy más preocupada por los estudios».

Y es que los días de confinamiento han encendido el debate sobre si se debería permitir a los niños salir a la calle, tal como reclaman entidades y especialistas, y como ha hecho ya el Ejecutivo italiano, que deja ahora que los menores puedan caminar al aire libre acompañados de un adulto cerca de su domicilio.

Las redes sociales se han convertido en un hervidero de quejas de padres, hermanos y abuelos que piden al Gobierno medidas similares, y que lamentan que el decreto del estado de alarma tenga en consideración a las mascotas pero no a los menores.

«Estamos siendo muy poco sensibles con los niños y eso refleja una negligencia emocional que ya había en nuestra sociedad», sostiene el psicoterapeuta Manuel Paz, director de la clínica de salud mental Ipsimed.

De acuerdo con el experto, las medidas de confinamiento, aunque necesarias, «están desatendiendo dimensiones de la salud que son también muy importantes», como el impacto sobre los menores de una aislamiento tan prolongado.

Vulnerables

«Los niños son población vulnerable y no se ha tenido en cuenta cómo les puede afectar este cambio tan drástico», asevera antes de lamentar que el estado de alarma no contemple «ninguna medida específica sobre los niños, a excepción de que puedan acompañar a los padres a hacer la compra si es imprescindible».

Por eso, lanza una campaña en la plataforma Change.org para exigir que se permita a los críos usar los espacios comunitarios y evitar «los daños colaterales» del encierro, sumándose así a otras iniciativas que han empleado la misma herramienta para visibilizar sus demandas.

Es el caso de la pedagoga y psicóloga Heike Freire, que lidera #coronainfancias, para exigir a las autoridades que presten “especial atención” a las necesidades de los menores en la gestión de la emergencia sanitaria y que estudien la posibilidad de que puedan «estar al aire libre, recibir la luz del sol, moverse y jugar, de manera ordenada y sin poner en peligro la salud pública».

Una medida que, recuerdan los especialistas, depende de las necesidades de cada uno ya que, como muestra el ejemplo de Pol, de 12 años, e Ivet, de 7, cada hogar es distinto y no todos los niños tienen las mismas demandas. «Personalmente, no necesitamos salir, lo llevamos bastante bien y hemos pactado unas rutinas», señala su madre, Noelia, quien detalla que aunque el primero tiene autismo, el espacio exterior del que disponen en casa es suficiente para poder lidiar con el confinamiento.

De hecho, otros expertos como el neuropsicólogo Álvaro Bilbao apuntan que aunque a corto plazo el confinamiento total de los menores pueda derivar en «ansiedad, pesadillas o episodios de irritabilidad», a largo plazo «posiblemente» no tendrá consecuencias, ya que «son muy resistentes y la mayoría lo está llevando muy bien».

Por ese motivo, Bilbao considera que la decisión de permitirles salir a la calle debería estar supeditada a la pauta que marquen las autoridades sanitarias y recuerda que lo más importante es el trato que reciban dentro de casa: «Si los estresamos, los presionamos, gritamos o nos enfadamos con ellos por la más mínima cosa es muy posible que el encierro pueda tener consecuencias negativas».

Al candente debate también se han sumado caras conocidas, como la de Shakira, que en Twitter urgió al Gobierno «a que considere una política que permita a un adulto encargado sacar a un niño a pasear, aunque sea sujeto a restricciones».

Pero La Moncloa es inflexible. «Sabemos que muchos padres con hijos pequeños están haciendo enormes esfuerzos para cumplir con las medidas para atajar la crisis. Queremos mandar un mensaje de anhelo», zanjó hace poco al respecto el ministro de Consumo, Alberto Garzón.