Las Madres Concepcionistas dejan Berlanga

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Berlanga de Duero cierra con tristeza la historia y presencia, desde el siglo XVI, de las MM. Concepcionistas Franciscanas que a lo largo de estos siglos han trabajado y orado en silencio,

Las Madres Concepcionistas dejan Berlanga

Berlanga de Duero cierra con tristeza la historia y presencia, desde el siglo XVI, de las MM. Concepcionistas Franciscanas que a lo largo de estos siglos han trabajado y orado en silencio, en su morada del Monasterio de la Purísima Concepción, por el bienestar espiritual de los berlangueses. Con la celebración eucarística de despedida este jueves 29 de julio termina la estancia de esta congregación en la villa que, en sus más intensos momentos de religiosidad contó entre 15 y 20 hermanas y uno o dos sacerdotes para su asistencia espiritual en palabras de Juan Manuel Bedoya, Cronista de Berlanga en el siglo XIX. En las últimas décadas del XX y en lo que llevamos del XXI, los recordados D. José, D. Julián y más recientemente D. Guillermo y D. Lucas han sido los presbíteros que las han acompañado, auxiliado y apoyado en los misterios del Evangelio.

 

En próximas fechas, la últimas tres hermanas (Sor Adoración, Ángeles y Guadalupe), viajarán al otro monasterio de la misma orden en la provincia (Ágreda), llamado también de la Purísima Concepción, donde profesó la Venerable Sor María de Jesús.

 

El Convento de “Las Monjas”, como se le ha conocido toda la vida por los berlangueses, se fundó el 21 de junio de 1547 por Dª Juana Enríquez, viuda del primer marqués de Berlanga, D. Juan de Tovar y fue ocupado por la indicada orden de religiosas creada por Santa Beatriz de Silva en 1484.

 

En el mismo se celebraba misa diaria; los sábados por la tarde la misa de vísperas del domingo y, hasta hace pocos años, el propio domingo, la misa de las 10 de la mañana que era cantada por ellas. También los Santos Oficios de Semana Santa se desarrollaban en el Convento, recibiéndose en su interior los pasos procesionales en el recorrido de la procesión del Santo Entierro los Viernes Santos e, igualmente, entonaban una hermosa Salve, a la entrada de la imagen de Santa María del Mercado en la procesión de fiestas en su honor en el mes de agosto.

 

Muy importante era la llegada cada año de su festividad de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre que se iniciaba en los días precedentes con la novena predicada y el mismo día con una misa solemne. A continuación, en el salón de su locutorio, invitaban a los berlangueses a departir un rato de conversación degustando un licor y sobadillos elaborados en su horno. También, el 17 de agosto era un gran día para todas las monjas pues celebraban la fiesta de su fundadora, Santa Beatriz de Silva.

 

Los productos de su huerto, el cultivo de sus flores (tradicional para la festividad de los Santos y Fieles difuntos) y los huevos de sus gallinas estaban siempre a disposición de todos aquellos que se acercasen a su torno centenario en el umbral fresco y acogedor de la entrada al convento.

 

A todo ello hay que añadir el legado artístico conservado en las estancias conventuales. Muestra clara de su importancia son las obras aportadas y expuestas en alguna de las ediciones de Las Edades del Hombre. Así, un Retablo relicario del último cuarto del siglo XVI, un Relicario tríptico de hacia 1600, un Retablo relicario con San Jerónimo de finales del XVI, un Relicario alacena de la primera mitad del XVII, una Cabeza relicario de San Juan Bautista del XVII, un Brazo relicario de San Juan Bautista de finales del XVI o comienzos del XVII y un Busto relicario de Santa Inés del último tercio del XVI, todos ellos de artista anónimo.

 

En este momento de su despedida, los berlangueses, queremos darles las gracias por su presencia y cercanía al lado de nosotros desde hace tantos años, recordando la letra de uno de sus cantos habituales que resume el mensaje evangélico que transmitían en las misas de la mañana de los domingos: “Aunque yo dominase las lenguas arcanas y del fuego mi cuerpo lograra salvar, todo eso no me serviría de nada si me falta el amor. Si mi falta el amor no me sirve de nada, si me falta el amor nada soy”.