Golmayo quiere poner coto a las cacas de perro sin recoger

S.Ledesma
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Golmayo sopesa implantar el sistema de identificación por ADN pese aser pocos los vecinos que incumplen la ordenanza, que sanciona con hasta 150 euros

Golmayo quiere poner coto a las cacas de perro sin recoger - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Una sencilla bolsa o un pañuelo de papel:las soluciones para no dejar la caca de un perro en plena calle o jardín municipal existen, aunque no todo el mundo hace uso de ellas pese a ser su obligación. Si bien cada vez hay mayor civismo sobre la necesidad de mantener limpios pueblos y ciudades, es raro el lugar en el que no haya un responsable de un animal que mire hacia derecha e izquierda después de que la deposición se haya consumado y continúe hacia adelante si no se siente observado y, muy posiblemente, censurado por un vecino. La identificación del humano que ha dejado ese 'regalo' en un espacio público «es muy difícil». Por eso, algunos ayuntamientos como el de Golmayo se han planteado el empleo del ADN canino para evitar situaciones desagradables para los transeúntes y para los propios animales.

«Antes de la pandemia contactamos con una empresa y con el Colegio Oficial de Veterinarios» para su desarrollo, pero las circunstancias derivadas de la crisis sanitaria han retrasado el proyecto, que se pretende retomar a lo largo de este recién comenzado año, según el alcalde, Benito Serrano. Su puesta en marcha persigue «identificar a los dueños, aunque sabemos que son siempre los mismos -con nombres y apellidos- y que es por una cuestión de educación, porque el 99% de nuestros vecinos tiene un buen comportamiento en este sentido y va con sus bolsas para recoger las cacas y dejar todo limpio». Poner en marcha la identificación por ADN conllevaría que quienes habitualmente no cumplen con normas cívicas no escritas «tengan a su perro con chip» para una posible identificación, algo que a veces tampoco se cumple. 

de gestión municipal. En España no hay una norma con rango de ley general que regule la prohibición de que los animales domésticos defequen en la calle y que esto conlleve multas, pues los excrementos se consideran residuo urbano y, por lo tanto, es un tema cuya gestión corresponde a cada ayuntamiento. Es una forma de «obligar a los propietarios a cumplir con su deber» y, a la vez, «mantener limpios los espacios públicos que usamos todos». 

Golmayo tiene en vigor una ordenanza municipal que regula la tenencia de animales domésticos y de compañía. En ella se indica como infracción leve «la falta de recogida inmediata de los excrementos evacuados por los animales de compañía en la vía pública o espacios privados de uso común», con sanciones que oscilan entre los 30 y los 150 euros. 

«Siempre tenemos una partida de concienciación para este asunto y, de vez en cuando, hacemos alguna cosilla», admite el primer edil de Golmayo. El pipicán municipal ubicado en la urbanización Camaretas «desde hace al menos seis años» es un punto de encuentro «para que socialicen los animales y sus dueños; viene gente de Soria dando un paseo, al igual que nosotros utilizamos el que se encuentra en Soria» cruzando la pasarela en la urbanización El Lago. 

dotar mejor a los pipicán. En Soria capital se trabaja «en campañas de concienciación y educación, no sólo se trata de multar y controlar», según la concejala de Obras, Servicios y Medio Ambiente, Ana Alegre. Recuerda que se mantiene el convenio de colaboración con la Protectora Redención (con 15.000 euros y la cesión de las instalaciones), que desarrolla diferentes iniciativas de sensibilización junto al Consistorio, como la realizada con la distribución de botellas plegables para rociar con agua y jabón las zonas públicas en las que orine el animal. Actualmente, el Ayuntamiento trabaja en «arreglar y dotar mejor los pipicán» de la ciudad con espacios en los que los perros puedan desarrollar actividad física, como ocurre en la zona de esparcimiento de la Dehesa. 

El abandono de excrementos en las zonas públicas «preocupa», pues aunque «el 90% de los dueños lo hace bien, se nota mucho si unos pocos lo hacen mal porque son tres o cuatro veces al día» cuando el animal debería salir a la calle a hacer sus necesidades. A lo largo del año pasado, se impusieron dos multas por estos hechos (las sanciones, tipificadas como leves, van de los 30 a los 150 euros). La escasez de sanciones se debe a que «en cuanto ven a los agentes se retira», indica Alegre, para quien el ADN canino no es una opción viable por el momento. «Se miró, pero los análisis son muy caros y se tendría que ver quién lo paga», explica. 

Enfermedades. Además de ser un incordio para los viandantes y los servicios de limpieza, los excrementos de perros en calles y parques son un foco de transmisión de numerosas enfermedades, tanto a otros animales como a humanos, pues la gran mayoría de agentes patógenos se elimina por las distintas secreciones y excreciones. Las patologías parasitarias son las más frecuentes, y la más grave en humanos sería el quiste hidatídico, «aunque cada vez hay menos por las políticas de eliminación de cadáveres», según José Luis Serrano, veterinario clínico y miembro del Colegio Oficial de Veterinarios de Soria. Las giardas, otro parásito, también son muy peligrosas y afectarían tanto a humanos como a animales. «Hay un montón de enfermedades, pero ésas son las más graves; también pueden ser virus, como el parvovirus, que sólo afectaría a perros», especifica el veterinario. 

El calzado es una fuente de contacto con las heces, bien por pisarlas directamente o por acumular partículas esparcidas por las calles. «Hay que tener mucho cuidado con no tocarlas y, al limpiar el zapato, hacerlo con lejía, pues es lo mejor», aconseja. 

El especialista hace hincapié en una cuestión: «Los principales culpables [de que haya cacas en la calle] son los propietarios. Cada vez hay menos perros abandonados, porque enseguida alguien se hace eco en las redes sociales, así que esos excrementos son de animales con propietario, no lo olvidemos. Recogerlas es una cuestión de educación».