Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


El donante

03/04/2020

Javier Santiago Vélez, senador por León y alcalde de un pequeño pueblo de poco más de 500 habitantes, Almanza, ha levantado una liebre de previsible y delicado recorrido político. Respondiendo al “dictado de su conciencia”, ha anunciado la donación de su dieta senatorial a la lucha contra el Covid-19. El gesto altruista del prócer leonés ha puesto en evidencia la actitud del resto de los parlamentarios, a la vez que aporta combustible para eso que se dice ahora en la modernidad: incendiar las redes sociales.

Los parlamentarios nacionales tienen un sueldo por encima de los tres mil euros mensuales. Tras pasar Hacienda la garlopa, esta cifra puede ser considerada más bien baja, aunque en esto del dinero depende de con quien se haga la comparación y de la situación económica de cada cual. El salario medio en España es de 1.700 euros (14 pagas) y en el caso de jefes y gerentes la media se sitúa por encima de los 4.000 euros. La cuestión mollar está, sin embargo, en que tradicionalmente estos sueldos más bien discretos se ven compensados con bicocas e ingresos colaterales que ocultan una realidad más bien cínica. Los gastos de viajes o gastos extraordinarios se cobran aparte mediante la correspondiente justificación. Algunos dicen que es laxa. Es la ventaja de negociar “el convenio colectivo” con uno mismo, a la vez empleado y empleador que escribe la norma.

Los dos mil euros en cuestión (que no tributan a Hacienda) corresponden exclusivamente a la dieta que perciben los parlamentarios nacionales de provincias para el pago de su alojamiento en Madrid. (Los residentes en la capital perciben la mitad (No se sabe por qué). No se descuentan vacaciones parlamentarias y, por el contrario, se añaden dos mensualidades en concepto de extras. (Tampoco se explica).

El senador leonés entiende que, con el Senado en cuarentena, no tiene justificación cobrar por el alojamiento en Madrid. Seguramente su caso no es el mismo de quienes han optado por el alquiler de vivienda en lugar de pagar habitación de hotel. En todo caso, lo que unos entienden como ejemplar otros compañeros se lo recriminan y recuerdan que es pecado de vanidad hacer ostentación de su generosidad.