Los ganaderos sorianos, en alerta por ataques de lobos

Ana Pilar Latorre
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En un mes ha habido cuatro en Valdeavellano, Rollamienta, La Póveda y Pobar, por lo que urgen soluciones a la Junta para evitar más daños en explotaciones

Los ganaderos sorianos, en alerta por ataques de cánidos

Varios ganaderos de la zona de Urbión han expresado esta semana su malestar a El Día de Soria por los ataques a sus rebaños por parte de «animales incontrolados», sin querer apuntar directamente a los lobos, por lo que insisten en que la Junta de Castilla y León debe tomar medidas urgentes. Uno de los afectados es Raúl Ramírez, secretario de UPASoria, quien detalla que han sido al menos cuatro sucesos de estas características en el último mes, en Valdeavellano de Tera, el más reciente (se produjo el martes 24 de agosto) y «más fuerte», en Rollamiento, en La Póveda y en Pobar. Los ganaderos han dado parte a sus seguros al tiempo que han denunciado la situación ante la Junta porque son terrenos que gestiona la administración autonómica, al tratarse de la Reserva de Caza de Urbión. 

«¿Hasta dónde vamos a llegar? Mientras que a un ganadero le muerden doce ovejas, encuentra tres muertas y le desaparecen otras 18... todavía se está pensando en que si son perros o son lobos. Y lo cierto es que el 10 por ciento de su explotación ha sido dañada», apunta defendiendo que los profesionales no están haciendo nada mal y que parece que se les quiera echar del campo y de los pueblos. Raúl Ramírez expresó este miércoles sus quejas ante el Servicio Territorial de Agricultura, ya que no pudo hacerlo ante el de Medio Ambiente. «En un mes cuatro ataques son demasiados. O la administración se pone las pilas o habrá que salir a la calle de una forma u otra», denuncia.

prudencia. Esos son los ataques de los que se tienen constancia en las últimas semanas pero «podría haber habido alguno más», ya que hay algunos ganaderos que por determinadas circunstancias son muy reservados. Los ganaderos dan parte al seguro y se perita y algunos denuncian a Medio Ambiente. «Siempre se nos dice lo mismo, que pueden ser lobos o que pueden ser perros, que no saben. Nosotros no vamos a poner el collar a nadie pero que se den cuenta de que queremos seguir viviendo en este entorno», añade. Cuando acuden los guardas al lugar de los hechos también van los especialistas en lobos, subraya el ganadero. «Nadie puede afirmar si es una cosa o es otra. Lo cierto es que las pérdidas ya van siendo importantes y empezamos a tener la paciencia colmada», añade. «A la ganadería de ovino se le ha echado de la zona de las Viniegras y Montenegro y se nos va a echar de aquí también. No sé hasta dónde llegaremos», denuncia Ramírez.

Y, además, en muchas ocasiones, los ganaderos también tienen que hacer frente a las quejas de los vecinos que van a pasear y que les molestan los ladridos de los mastines que vigilan el ganado... «¿Y qué hacemos? Los mastines están todo el año», concluye el ganadero.