El tejido productivo vuelve a contraerse y pierde 350 empresas

SPC
-

La Comunidad cerró el pasado año con 66.473 sociedades cotizantes, mientras que CEOE espera que la tendencia negativa se detenga pero ve la actual situación económica «con inquietud y preocupación»

Imagen del exterior de un local que tiene varios carteles para alquilarse en Soria. - Foto: Eugenio Gutiérrez

Castilla y León retornó a la destrucción de tejido productivo en 2022, cuando cerró el ejercicio con 66.473 empresas cotizantes a la Seguridad Social, 350 menos que en 2021 en las mismas fechas, con una merma porcentual del 0,5%. Los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social ponen de relieve que la Comunidad sigue lejos en cuanto al número de actividades respecto al año prepandemia, 2019, cuando operaban 68.038 empresas, una cifra que se desplomó hasta las 65.345 en 2020, para volver a crecer hasta las 66.823 en 2021 y retroceder otra vez en el ejercicio 2022, en un periodo marcado por la hiperiflación, la crisis de materias primas y componentes y la incertidumbre internacional por la guerra de Ucrania.

Todos los sectores productivos vieron como mermaban sus actividades. El primario fue el que más perdió en términos relativos, un 1,5% y 83 menos, hasta un total de 5.459; seguido por el industrial, con una bajada del 1,1% y 77 actividades por debajo del dato de 2021, hasta las 6.695. Por lo que se refiere a la construcción, cerró el año con 7.189 empresas cotizantes a la Seguridad Social, un 0,4% menos que un año antes; y los servicios, con 47.130 y una rebaja del 0,3%.

El empleo asalariado que generaron las empresas, sin embargo, tuvo un comportamiento positivo y se elevó un 1,6 por ciento en comparación a 2021, hasta cerrar el año con 666.338 trabajadores en alta. La generación de puestos solamente se contrajo en el sector agrario, que acabó el año con 17.894 empleos, un 1,3% menos que en 2021 por las mismas fechas. Por el contrario, la construcción fue el sector con mejor comportamiento, ya que elevó sus asalariados un 4,6%, con 41.647 trabajadores. Asimismo, el empleo creció un 2,2% en la industria, con 132.870; y un 1,3% en los servicios, hasta los 473.927, según Ical.

El tejido productivo vuelve a contraerse y pierde 350 empresasEl tejido productivo vuelve a contraerse y pierde 350 empresas - Foto: FS ICAL

La mayor parte de los trabajadores estuvieron contratados a tiempo completo, 497.493, frente a los 142.971 a tiempo parcial, a los que habría que sumar otros 25.874, que se multiplicaron por más de dos respecto a 2021, por la entrada en vigor de la reforma laboral. En este sentido, los trabajadores con contrato temporal, 106.806, se desplomaron un 40,4 por ciento.

«No es buena noticia»

Desde la patronal CEOE asumieron, en declaraciones a Ical, que «sin duda, la desaparición de empresas no es una buena noticia» aunque esperaron que esta tendencia «se detenga, y aumenten los procesos de consolidación y redimensionamiento empresarial que conlleve un crecimiento y un mayor músculo empresarial».  No obstante, los empresarios de Castilla y León ven la actual situación económica «con mucha expectación, inquietud y preocupación». «Aunque a principios de año nuestra economía ofrecía ciertas señales de recuperación, lo cierto es que actualmente nos encontramos en un contexto donde planean incertidumbres que no invitan al positivismo, especialmente en Castilla y León».  

Con todo, consideraron positivo «el aumento del empleo», lo que refleja «procesos de redimensionamiento por parte de ciertas empresas». En este sentido, apelaron a que las políticas de apoyo a la actividad empresarial se diseñen «de forma diferente» y, al menos, «teniendo en cuenta esta doble perspectiva». «Esto es, por un lado, hay que seguir reenfocando y fortaleciendo las medidas de apoyo e impulso al emprendimiento y, por otra parte, se han de eliminar las trabas normativas y reforzar aquellos instrumentos que faciliten el crecimiento empresarial», aseveraron.

Las mismas fuentes precisaron que la apuesta pasa por la «calidad» de la norma, una mayor seguridad jurídica y estabilidad regulatoria. Asimismo, reclamaron reducción de la presión fiscal, además de las cotizaciones a la Seguridad Social; y simplificación administrativa y burocrática.