De Girona a Soria en busca de espacio y tranquilidad

A.P.Latorre
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A pesar de haber puesto toda la ilusión en el proyecto, es probable que este año cambie el medio rural soriano por el litoral levantino porque la pandemia ha truncado sus expectativas

De Girona a Soria en busca de espacio y tranquilidad - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

En verano de 2020, en plena pandemia, Sergio Munguía y su mujer, Lucía Icardi, se trasladaron de Girona a Alcubilla de Avellaneda para hacerse cargo de la tienda multiservicios de la localidad. Llevaban un tiempo con la idea de cambiar de vida, vivir en otro lugar y tener su propio negocio, y al entrar en ERTE el laboratorio óptico en el que Sergio trabajaba de optometrista y pactar un despido se decidieron finalmente. Miraron pueblos del Pirineo de Huesca y de Navarra, pero se enteraron de la oferta para poner en marcha un local multiservicio en Alcubilla de Avellaneda y no lo dudaron. Sergio ya conocía la provincia, pues había venido de vacaciones al Refugio de Pescadores de Covaleda. 

«Las condiciones eran buenas y la inversión que tenía que hacer era mínima, con la capitalización del paro y algunos ahorros», apunta. Tras presentar la solicitud, entró en le proceso de selección y le concedieron este servicio en el local municipal por el que el Ayuntamiento recibió una subvención de Diputación. Además, les animó la idea de «poder salir de la ciudad», ya que pasaron el confinamiento en un piso pequeño en Girona, del que al menos podían salir el tiempo indicado para pasear a los dos perros que tienen.

Sin embargo, la pandemia y la despoblación han truncado sus expectativas y ahora tiene que poner dinero para mantener el negocio. Sergio apunta varios factores que impiden que un negocio así no sea rentable y se convierta en «tienda de los despistes», es decir, que se necesite la sal por la noche o el aceite a las cuatro de la tarde... Entre ellos, que se permita la venta ambulante en el pueblo; y que los proveedores no llegan o si lo hacen cobran los portes, lo que soluciona con compra online o desplazándose a comprar él a otras localidades en su furgoneta. Esperará a verano a ver si la situación mejora, «porque no compensa trabajar de sol a sol en los meses de verano para después cubrir los gastos del invierno». «Los gastos de luz son los mismos aquí que en una capital» e influye que el local esté en un primer piso con escaleras, porque las personas mayores no pueden acceder con facilidad.   

ventajas. Así que es probable que en verano cambien el lugar de residencia y se trasladen al litoral levantino, en busca de un modelo de negocio más rentable, aunque son conscientes de la crisis actual. «Los negocios son como son, o trabajas un gran volumen o das servicios, y el servicio es caro y no se valora», comenta. Cree que «no existe la necesidad de un local multiservicio en el pueblo» porque, en su opinión, «los vecinos lo que quieren es un bar o centro social». «Si el bar no está abierto la gente no se relaciona porque no se ve y se cuenta las cosas», reconoce. La caza, apunta Sergio, es un recurso importante en la zona y se orienta la actividad hacia ello. No niega su decepción y anima a que se valore el servicio, «el único bar a 22 kilómetros a la redonda» en el que a veces se protesta por los precios de las cervezas... 

La concesión es por dos años, pero ellos se irían antes porque «estamos poniendo dinero para comprar género» y «no se puede poner en marcha una empresa para regalar nada y no tener margen de beneficios». Por ello, pide que en los pueblos con este tipo de negocios los vecinos los sepan valorar, «porque vienes con ilusión, a invertir, a dar un servicio... y te desilusiona». Cuando hay temporadas que llegan personas de Madrid, Zaragoza, Bilbao... a sus segundas residencias «ya es otra cosa».

Del medio rural destaca la tranquilidad, salir a correr y con los perros al monte... al tiempo que hace referencia a que está siendo un invierno «durito» y en la vivienda que se les ofreció para alquiler tardaron en tener calefacción un mes y medio. También han hecho «muy buenas amistades», que les han acogido como si fueran de su familia.