Raúl Hernández, el resurgir del guerrero

S. Recio
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Raúl Hernández vuelve a jugar con el Numancia B 14 meses después, tras una lesión de rodilla

Raúl Hernández, el resurgir del guerrero - Foto: E.G.M Eugenio Gutiérrez Martínez

La gran novedad del Numancia B en su empate en su visita al Salamanca del pasado fin de semana, era la inclusión de Raúl Hernández en la alineación. Lo que simplemente podía ser una novedad táctica de su entrenador, Pablo Cortés, tenía detrás mucho más, era el punto y final al calvario del canterano 14 meses después de sufrir una grave lesión en su rodilla.

El soriano de 22 años volvía a jugar al fútbol. «Después de tanto tiempo, no esperaba encontrarme tan bien», reconoce el jugador. Para más mérito, lo hizo en el centro del campo, una zona que no es la suya. «Esperaba mayor dificultad, pero cuando me pasan estas cosas me lo tomo como un reto».

En ese momento el sitio en el campo era lo de menos, lo importante era volver a sentirse futbolista tras el infierno vivido desde el pasado año 2020. Sí, hace tres años ya se había roto el ligamento cruzado de su rodilla por primera vez.

Un calvario. Raúl Hernández era en octubre de 2020 una de las grandes perlas de la cantera del Numancia. El capitán del equipo juvenil de División de Honor que se hizo con el campeonato en el año 2018, apuntaba a poder ser un jugador importante para el club, pero en un entrenamiento de otoño todo se fue al traste, se rompió la rodilla. «Cuando pasó no llegué a pensar en nada», recuerda ahora. «Desde el primer día me centré en la recuperación y hablé con gente que le había pasado», añade.

Conseguía recuperarse y en el verano de 2021 se incorporaba a la pretemporada del primer equipo a las órdenes de Diego Martínez. Era el mejor premio tras mucho trabajo de recuperación. «Tuve esa oportunidad y ya después comencé a jugar con el filial», asegura el canterano. A los ocho partidos de liga se destrozaba de nuevo la rodilla en un partido de Tercera División ante el Almazán.

Era enero de 2022 y esa vez Raúl Hernández sí se vio afectado. «Fue el peor momento de mi vida deportiva», reconoce. «Esa ocasión todo fue mucho más complicado, pero a su vez sabía a lo que me enfrentaba», cuenta el soriano. «Conocía los tiempos para curarme, saber cómo trabajar, todo eso lo tenía, pero en mi cabeza la situación era muy dura», manifiesta.

No tuvo prisa por volver y tras más de un año ahora sí parece recuperado. «Las sensaciones son buenas, pero también veo el fútbol ahora de una forma muy diferente», comenta con madurez. Las perspectivas de un jugador que apuntaba alto han cambiado.

La realidad. «Tras romperme la rodilla por segunda vez me llegué a plantear si esto merecía la pena, en mi cabeza incluso pensé en dejarlo», reconoce Raúl Hernández. Era muy joven, tenía una carrera futbolística muy prometedora por delante, pero no entendía el motivo por el que la mala suerte se había cebado con él de esa manera.

Su fortaleza mental ha sido determinante en todo este tiempo. «Esa idea me duró un segundo, después me centré en trabajar y en intentar volver, pero no veía las cosas de la misma manera», detalla Hernández. «Por suerte, mis padres siempre me han inculcado la importancia de tener algo además del fútbol», cuenta con orgullo.

A punto de terminar sus estudios universitarios de Fisioterapia, cuenta con convicción  que su futuro laboral pasa por esa parcela. «Reconozco que antes el fútbol era mi primera opción, lo centraba todo», comenta. «Pero ahora ya no es exactamente así», analiza. «Es cierto que sigue siendo muy importante, pero debo tener la perspectiva necesaria para saber qué hay después», añade con madurez.

Es espíritu indomable del guerrero no se ha ido y el fútbol siempre estará ahí. «Me encanta este deporte y cualquier duda se ha ido tras jugar el pasado fin de semana en El Helmántico», sentencia. La ilusión por su pasión no ha cambiado, pero ahora el filial rojillo cuenta con un jugador que ha madurado de una forma acelerada. En esta ocasión, salir de la adversidad sí le ha hecho más fuerte.