Olmillos, una campaña de fresa con expectativas

Henar Macho
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Tras un agosto de baja producción a causa del calor, crecen las expectativas para el final de la primera campaña de recogida anti-Covid

Olmillos, una campaña de fresa con expectativas - Foto: Javier Rodenas Pipo

El día amanece lluvioso y los trabajadores del campo de fresas de Olmillos se han retirado a descansar después de pasar toda la noche recolectando. Nicolás Molinero recibe a El Día de Soria en su plantación de 1,8 hectáreas que atraviesa su segundo año de producción, y que gestiona junto a su hijo, Raúl Molinero, a través de la sociedad Hortofrutícolas Alto Duero S.L.

Estos productores llevan desde finales del mes de junio recogiendo fresa, pero en agosto se produjo un parón de trabajo motivado por las altas temperaturas, sobre todo dentro de los túneles de plástico bajo los que se resguarda la mitad de la extensión de terreno plantado y donde se han llegado a alcanzar los 50 grados. «A la fresa le perjudica, no llega a cuajar bien», explica el veterano agricultor de la vega. Septiembre está dando un respiro favoreciendo la floración, por lo que se muestra esperanzado en finalizar la cosecha. No obstante, la guerra de precios es patente. «Este año es atípico porque estamos llevando nuestras fresas a Madrid, Valencia, Sevilla, Bilbao... pero la bajada del consumo y los asentadores de los mercas bajan los precios porque hay mucha producción», detalla Molinero, quien recuerda que el cultivo de la fresa implica un aprendizaje continuo y necesita de un cuidado exhaustivo. «Es un producto muy exigente y hay que estar muy pendiente en todos los sentidos: riego, abonado, tratamientos…». En su apuesta por la calidad y no por la cantidad  no han encontrado, hasta ahora, el respaldo en el mercado nacional. Por ello, insiste: «Si yo vendo por debajo de 2,20 o 2,30 el kilo, pongo dinero, y ha habido épocas que no ha llegado a este precio». En estos momentos, aún dependiendo de los niveles de oferta de fresa en el país, los precios se mueven en una horquilla de entre los 2 y 3 euros por kilo de fruta. «Esperemos que, a partir de ahora, en octubre y noviembre el tiempo acompañe y no vengan hielos o escarchazos», confía Nicolás Molinero. Será entonces cuando podrá subir el precio aprovechando la baja de producción de otros puntos del país. Además, si el tiempo acompaña, prolongarán la campaña hasta final de noviembre.

PROTOCOLOANTI-COVID. La Junta de Castilla y León, a través de la Dirección General de Trabajo y Prevención de Riesgos Laborales, ha publicado esta semana unas guías para afrontar el trabajo temporal en el campo en un momento de pandemia como el que vivimos. Las instrucciones frente al coronavirus tienen en cuenta las particularidades de la actividad agraria en momentos puntuales del año, como en el caso que nos ocupa, de recolección del apreciado fruto rojo.  Aquí trabajan, por ahora, ocho temporeros procedentes de Rumanía, aunque hay momentos en lo que ascienden a una decena. «Ha habido que podar la planta en marzo y también hay otra poda en agosto porque se pone muy espesa y eso la perjudica. Hay  que quitar las hojas secas para que esté más aireada la planta y eso requiere mucho trabajo», justifica Molinero. La movilidad de estos trabajadores, así como el trabajo que ejercen, hacen necesario adoptar medidas que garanticen, en todo lo posible, su seguridad y, en consecuencia, la de toda la población de la zona. 

En este sentido, el Gobierno regional ha dictaminado medidas de prevención tanto durante la jornada laboral, como durante los desplazamientos al lugar de trabajo, así como en los alojamientos de los temporeros. El material de protección necesario debe facilitarlo el empresario y se debe evitar, por ejemplo, compartir el agua o el intercambio de herramientas. «Cada uno tiene su carrillo, su tijera...y se desinfecta todo a menudo», asegura Molinero. Y así cuatro veces por semana, de cuatro o a once de la mañana, que es cuando apuran el trabajo en la plantación estos días.

Cuando Marian Cretv iba a empezar a trabajar en la plantación, fue informado de estas medidas así como de las tradicionales de prevención de riesgos laborales. Tanto él como el resto de temporeros de Hortofrutícolas Alto Duero se hicieron la prueba PCR al inicio de la campaña y, hasta el momento, no han registrado ningún caso de la enfermedad. «Trabajamos con distancia de seguridad, guantes, gel, mascarillas...es fácil porque no somos muchos», destaca el temporero, que lleva trabajando en la agricultura toda su vida y llegó a España con ocho años. Ahora vive con su familia en un piso de San Esteban de Gormaz, a menos de ocho kilómetros de la plantación de Olmillos y, cada día, lleva en coche a sus compañeros, siempre respetando la capacidad máxima de dos personas por fila de asientos y la mayor distancia posible entre ellos. «Hago dos viajes y alguna vez cuando está Raúl me ayuda», asegura confirmando la buena sintonía de la empresa con sus trabajadores temporales. Nicolás Molinero también subraya que está muy contento con ellos, valora su experiencia y profesionalidad y cuentan con toda su confianza. Cretv se trasladará a Córdoba para recolectar aceituna una vez terminada la campaña de la fresa, y va enlanzando trabajos todo el año. En Soria está contento con un sueldo que ronda los 1.100 euros aunque puede aumentar si hace falta trabajar horas extra, aunque aún no ha hecho falta.

En este canal de regadío conviven otras grandes empresas: Florette, Casa Ametller y Deda Ebro, que mantienen arrendadas unas 600 hectáreas en la vega. En total, las empresas hortofrutícolas de Olmillos llegarán a concentrar hasta 500 trabajadores temporales durante la campaña de este año.

NUEVAS POSIBILIDADES. La plantación de Molinero se encuentra al 100% de producción y al día pueden llegar a recoger hasta 800 kilos de fresas, que distribuyen por toda la península, pero también en Soria. Aunque únicamente piensan en terminar la campaña satisfactoriamente, una vez que hagan balance, podrán estudiar las posibilidades que existen para su negocio. Una de ellas es transformar el cultivo en ecológico. «Es un poco delicado y complicado» llevarlo a cabo, advierte el agricultor. 

En dos o tres años trasladarán la plantación a otra parcela cercana. La variedad albión que cultivan «que, como producto, es de máxima calidad», no ofrece una gran producción por lo que también valoran incorporar otra variedad de fresa que de más kilos.

Todo ello, con miras al largo plazo, ya que la inversión que llevaron a cabo el pasado año para instalar el mar de plástico en Olmillos de una hectárea de extensión alcanzó los 80.000 euros. Una cantidad que podrán empezar a recuperar a partir del duodécimo año.

En cuanto al proyecto de unión entre todos los productores de la zona que también se ha puesto encima de la mesa, Molinero reconoce que está parado. «Queríamos intentar hacer algo para paliar las épocas en las que el precio es muy bajo. Pensamos en hacer mermelada», señala Molinero, que tiene como referentes a los productores de El Royo. «Habrá que trabajar duro y hacer las cosas bien porque hay mucha competencia en el mercado», concluye.