Fernando González Ferreras

PREDICANDO EN EL DESIERTO

Fernando González Ferreras

Catedrático


Presos (y algo más) por presupuesto

28/11/2020

Estoy expectante para ver si habrá presupuesto. Es un asunto muy importante: el presupuesto es la herramienta fundamental para la vida económica de España al ser la expresión de las prioridades políticas de un gobierno ya que refleja en qué se va a gastar el dinero y qué impuestos va a cobrar a los ciudadanos. El Gobierno debe presentar ante el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado para que estén aprobados antes del 31 de diciembre, pero es habitual no presentarlos a su debido tiempo; rara vez han estado vigentes el 1 de enero. Tengo la sensación de que se ha degradado su función; me temo que han pasado de ser una herramienta estratégica de gestión a convertirse en una especie de molesto trámite anual.
Parece que este año sí se va a conseguir la aprobación de las Cortes a través de lo que llaman una negociación. ¡Vaya forma de negociar diciendo sí a todo y haciendo concesiones a todos los grupos que apoyaron la moción de censura! A catalanes y vascos se les ha cedido el absurdo de descabalgar el español como lengua vehicular en la enseñanza. Los independentistas vascos han conseguido la permisividad del gobierno para celebrar homenajes a etarras condenados y seguir reclamando (ya lo dan por hecho) la «repatriación de los presos políticos». Con una mano apoyan a Sánchez y con la otra empujan para derribar la Constitución. El Gobierno no sólo permite que no pidan perdón por su pasado (aún hay 378 atentados de ETA sin resolver), sino que les consiente actuaciones tan lamentables como que el Gobierno vasco subvencione una exposición sobre tortura policial sin mencionar a la ETA, por no hablar de la cesión del cuartel de Loyola. Y pretenden hacernos creer que su apoyo a los presupuestos es «gratis et amore». ¡Lo que hay que oír! Los independentistas catalanes han conseguido un acuerdo clave para sus proyectos: levantar el control que Hacienda realiza sobre el gasto de la Generalitat que se puso en marcha en 2015 para evitar que los gastos de su gobierno se destinen a fines independentistas. Vascos y catalanes han insistido que estas concesiones son sólo la primera parte y que detrás vendrán «una segunda y una tercera parte». Han encontrado un filón en la debilidad del PSOE y las ansias de poder de Sánchez y no van a dejar pasar la ocasión. Podemos les ha enseñado el camino.
La política debería ser diálogo, no las faltas de respeto y discursos destemplados que tan frecuentemente sufrimos en el Congreso, Senado y manifestaciones públicas de los partidos políticos. Me temo que, desgraciadamente, hemos sustituido el dialogo por el monólogo. Todos hablan pero casi nadie escucha. El diálogo y el pacto son imprescindibles. Pactar es ceder cosas que duelen a cambio de otras cosas que se desean más. No creo que todo se pueda pactar aunque se está imponiendo una falacia para lavar la imagen de un gobierno que ha claudicado ante la necesidad de mantenerse y justificar acuerdos lamentables, trayendo a colación el proceso de la transición. Dicen que si en la transición se hubiera actuado como ahora, ésta no hubiera sido posible. Olvidan que entonces hubo diálogo y negociación porque todos tenían el mismo objetivo: construir una España nueva y democrática. Ahora los grupos independentistas pretenden lo contrario: «Vamos a Madrid a tumbar definitivamente el régimen» han dicho los herederos de ETA. No se puede construir con los que quieren destruir.