Taxis rurales de Soria en peligro de extinción

Ana Pilar Latorre
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Aunque la situación es distinta según las comarcas y los servicios de traslado que se demandan, de los pueblos pequeños a los que tienen autovías cerca, estos negocios en la actualidad ya no resultan rentables

Taxis rurales de Soria en peligro de extinción - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El servicio de taxi rural está a punto de desaparecer en la provincia de Soria, sobre todo en los pueblos pequeños donde los pocos servicios que se contratan no ofrecen rentabilidad. Es el caso de la taxista Conchi Negredo, en Berlanga de Duero. Hay lugares en los que el servicio se mantiene por estar asociado a asistencia en carretera, en zonas por las que pasan las grandes vías de comunicación de la provincia, como por ejemplo Vicente Martínez, en Medinaceli; o en los que el negocio se amplía con transporte a la demanda o escolar, como hace Javier Llorente, de Espeja de San Marcelino.

Conchi Negredo se jubilará en unos años y, mientras, intentará «tirar adelante» con el negocio, aunque a veces no llega ni para cubrir la cuota de la Seguridad Social. Tomó el relevo a su marido, José María Gil, de familia de taxistas, ya que su padre, Primitivo, y su tío Albino se dedicaron a ello toda la vida y «llevaron los primeros que hubo en la provincia». «A mí me salieron los dientes en el taxi», recuerda, así que en cuanto se sacó el carnet de conducir a los 21 años ya estaba llevando uno. Por aquel entonces había bastante movimiento, «nada que ver» con lo que hay ahora. «Entonces funcionaba la línea de tren Valladolid-Ariza y teníamos un contrato con Correos para hacer el transporte diario de correspondencia a la estación. La gente se movía mucho en tren [hasta los años 80] y de la estación se les acercaba a donde pidiesen.Eran años en los que los pueblos tenían más vida», rememora. No se hacían desplazamientos de escolares ni al médico a Soria, «solo puntualmente», y «algún viaje que pedían desde los ayuntamientos». Su ocupación como taxista la complementó con un almacén de abonos, que cerró cuando se jubiló.

Ahora los pocos servicios que realiza su mujer en el taxi de siete plazas son para gente que llega en autobús a Berlanga y después quiere llegar a su pueblo cercano, personas que hacen el Camino del Cid, algún viaje esporádico a Soria por razones médicas, familiares de mayores que están en la residencia... Conchi y José María piensan que «es un problema generalizado del sector» y que debería revisarse la concesión de las rutas de transporte de uso general y escolar, dando prioridad a los taxistas de la zona. Es un servicio básico en el medio rural, opinan, y podría mantener la población, por lo que lamentan que vaya a perderse en Berlanga.

alternativas. Por su parte, Miguel Ángel Treviño lleva una empresa de grúasy taxis en Medinaceli que se enfoca, principalmente, a la asistencia en carretera a través de acuerdos con aseguradoras. Lleva 20 años con el taxi, una ocupación que «fue surgiendo porque había demanda de asistencia en carretera», al estar la localidad ubicada en la A-15 y la A-2. Los servicios de antes ya no se demandan, porque «los pueblos están vacíos», aunque sí se nota más movimiento desde Semana Santa hasta después del verano. Por ejemplo, hay gente que llega en bus o tren a Medinaceli Estación o a Arcos y quieren ir después a Medinaceli Pueblo, Romanillos, Miño, Yelo... o a la residencia de Torralba. Pero son los menos. «En las autovías hay mucho tráfico de vehículos, sobre todo los fines de semana, de Madrid, Barcelona y Zaragoza, pero también entre semana viaja mucha gente a la capital para ferias de zonas como La Rioja, Navarra,País Vasco...», comenta Miguel Ángel, reconociendo que es un negocio rentable en cuanto a asistencia en carretera porque «a más tráfico, más posibilidad de averías».

Javier Llorente, de Espeja de San Marcelino, lleva 36 años prestando servicio de transporte rural y taxi en las zonas de San Leonardo y San Esteban. «Es algo que está desapareciendo en la mayoría de los pueblos» y «este servicio, tal como se hacía antes, no existe prácticamente». Dispone de un autobús y una furgoneta de ocho plazas y cubre líneas rurales, escolares y servicio de taxi, éste último «para acercar a gente a las cabeceras de comarca y centros médicos». Los traslados a consultas médicas en Soria ya no son muchos y, aunque en verano haya más faena porque hay más gente en los pueblos, «en taxi es muy poco».

reclamaciones. Juan Carlos Granados, presidente de la Asociación Provincial de Autotaxis y Autoturismos de Soria (integrada en FOES) y taxista en las áreas de Arcos de Jalón y Santa María de Huerta, reclama el respaldo de las administraciones para lograr la supervivencia de los taxis rurales, que «hoy en día funcionan más como obra social que como negocio». «Somos el sector más afectado por todo, porque no tenemos ayudas de ningún tipo», apunta reiterando la necesidad de apoyo.Por ejemplo, «para poder realizar transporte escolar diario y cualquier tipo de desplazamiento en las zonas rurales». 

«Un taxi en el medio rural cada vez es menos rentable, al final es muy difícil sobrevivir. Hay que tener algo complementario», añade. Yes que los taxis de los pueblos de Soria pagan «las mismas cuotas o impuestos que uno que pueda funcionar 24 horas en una capital». La subida de precios del combustible les afecta muy negativamente.