Por primera vez un partido defensor del actual estatus autonómico presenta un candidato abiertamente rupturista, partidario de la segregación del viejo Reino de León de la comunidad autónoma a la que pertenece. El PSOE (federal, regional y provincial) no ha podido evitar, y lo ha intentado con denuedo y hasta con malas artes, que el actual alcalde, José Antonio Diez, encabece de nuevo la candidatura socialista al Ayuntamiento de León. Para muchos su posición leonesista responde a una impostura, como ha ocurrido con frecuencia, a una farsa. La realidad es que su trayectoria desmiente o al menos provoca serias dudas de que se trate de una simulación. Diez abiertamente reclama un referéndum porque «León tiene todo el derecho del mundo como reino histórico a tener una autonomía propia».
Los enfrentamientos frecuentes entre Diez y el alcalde de Valladolid pueden ser considerados como la teatralización de divergencias por aquello de que nada hay que una tanto a un pueblo como la visibilización de un enemigo exterior. Nada que ver, sin embargo, con altercados del candidato socialista dentro de su propio partido. Uno de los más sonados fue el enfrentamiento con el exministro José Antonio Ábalos, al que recitó en público, cual descortés anfitrión, una retahíla de incumplimientos del Gobierno. El exministro abandonó León amenazando venganza.
Y la hubo. En la renovación de cargos de la Agrupación Local, plebiscito para la nominación a la Alcaldía, hubo de derrotar a Pilar Carnero, hija de un histórico líder de UGT, que contaba con el apoyo de todo el engranaje de poder socialista, desde Ferraz a la Ejecutiva Provincial.
Diez se presenta con un eslogan que recuerda a aquel «León solo» con el que Morano alcanzó la cumbre de la que él mismo se destronó al reclinarse en los brazos de Aznar. Diez cambia las palabras y oferta «Solo León», guiño a la ambivalencia de la segregación que reclama y a la defensa 'solamente' de los intereses de la ciudad. Ahora cabe esperar la respuesta del PP para traducir su mantra de los últimos tiempos: «El leonesismo útil». Ambos saben que un candidato sin barniz leonesista está condenado al fracaso.