La noche más larga

Agencias
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Míchigan vivió más de 24 horas de infarto en las que Biden dio el 'sorpasso' a un Trump que llegó a denunciar el escrutinio antes de que se terminase de contar los votos

La noche electoral se prolongó hasta bien entrada la tarde del día siguiente por la participación inédita. - Foto: JEFFREY SAUGER

Remontada final, ruedas de prensa de madrugada, tensión en el centro de recuento de votos, concentraciones callejeras, demandas judiciales: las últimas horas en Míchigan han sido un montaña rusa reflejo de las excepcionales elecciones entre el actual presidente, el republicano Donald Trump, y su rival demócrata, Joe Biden.

Todo comenzó con la escasa normalidad que supone celebrar unos comicios en medio de una pandemia global.

La jornada había discurrido sin incidentes y al cierre de las urnass, el martes a las 8 de la noche hora local, se conocían los primeros resultados, que mostraban una amplia ventaja inicial de Trump. Se auguraba así una batalla más reñida de lo esperado, puesto que Biden contaba con una importante ventaja según todas las encuestas.

Poco después de la medianoche, la secretaria de Estado, Jocelyn Benson, comparecía en rueda de prensa en Detroit, la mayor ciudad del estado, para pedir «paciencia». Señaló, además, que probablemente no habría un resultado definitivo hasta «las próximas 24 horas». Con ello, los niveles de inquietud comenzaron a dispararse.

Con el avance del escrutinio, la ventaja de Trump se iba reduciendo lenta pero progresivamente.

Consciente del cambio de tendencia, el presidente compareció a las tres de la mañana desde la Casa Blanca para denunciar un «fraude» y el «robo» de las elecciones, algo insólito, ya que no se había culminado el conteo de los votos. «Mágicamente, nuestra ventaja en varios estados clave, como Míchigan, comenzó a desaparecer», aseguró en una intervención en la que llegó a afirmar, sin prueba alguna, que había logrado una «gran victoria».

En juego estaban los 16 votos electorales de Míchigan, y lo que era más importante la reconstrucción del simbólico muro azul (demócrata) en el cinturón industrial del Medio Oeste, que había sido quebrado por Trump en 2016.

Cada hora que pasaba la ventaja del republicano se estrechaba aún más y a primera hora del miércoles Biden adelantaba al presidente.

El demócrata, más cauto, ofreció una breve declaración de apenas 10 minutos desde Wilmington (Delaware), donde reside, en la que se mostraba «optimista» pero reconocía que el recuento de votos iba a prolongarse más de lo previsto.

La campaña de Trump dioun golpe de efecto al anunciar una demanda en Míchigan para parar el escrutinio. En el centro de convenciones de Detroit, las emociones también comenzaban a desatarse y la Policía tuvo que sacar del recinto a interventores republicanos tras haber alcanzado su límite de personas, mientras estos cargaban contra «la falta de transparencia».

A la par, en determinados sectores de la ciudad comenzaron a organizarse pequeños puntos de protesta, donde docenas de manifestantes se concentraron en un concurrido cruce con pancartas con el lema Contemos todos los votos y banderas estadounidenses.

«Sabemos que en la democracia que tenemos todos los votos cuentan, y vamos a seguir hasta que todos los votos sean contados», recalcó Joyce Peralta, una de las coordinadoras del evento, a la vez que los coches hacían sonar con estruendo el claxon. «Los candidatos no deciden cuándo se termina una elección, son los funcionarios electorales quienes lo hacen -subrayó-. Y no se para de contar porque un partido o el otro vaya por delante en el escrutinio. Así es como funciona la democracia».

La conversación se interrumpió por el grito de compañeras que se acercaron agitando el teléfono. Se colocó las gafas y miró con atención la pantalla: varias cadenas de televisión estadounidense coincidían en otorgar la victoria en Michigan a Biden, por apenas 60.000 votos, casi 24 horas después del cierre de los centros electorales. Con un suspiro, Peralta alzó tímidamente los brazos en señal de satisfacción.