Juan Manuel Pérez

ENTRE HOY Y MAÑANA

Juan Manuel Pérez

Periodista


Política quemada

15/05/2021

Hemos estado toda la semana entretenidos con el nuevo corte de pelo de Pablo Iglesias. Como había que hacer noticia de la cuestión han surgido análisis de lo más variopinto para desentrañar las razones que han llevado al exvicepresidente del Gobierno a cortarse la coleta. La mayoría lo interpretan como un cambio de look motivado por su presunto futuro de estrella de la tele. En otros se ve un intento de asemejarse a la izquierda cuqui de Errejón, más amable y menos estridente que la apadrinada por Iglesias. Les hay que han buscado en el baúl de la historia el retrato de un juvenil Stalin, donde también se ve al dirigente comunista con un corte de pelo aseadito y leyendo un libro. Algún melancólico de los ochenta se ha limitado a compararle con el bajista de Duran, Duran.

El caso es que Pablo se ha cortado el pelo y se le ve más relajado que cuando lo tenía largo. Albert Rivera nunca ha sido de greñas o coletas, al menos desde que le conocemos, pero también anda más tranquilo, sobre todo desde que no tiene que ir cargado de artilugios a los debates electorales.

Pablo y Albert quedaban hace unos años a tomar café con Évole y presumían de la nueva política. Venían a salvarnos a los incautos españoles de las garras del bipartidismo. Eran los apóstoles del advenimiento de una nueva forma de gobernar que iba a alumbrar una generación de políticos y ciudadanos inmaculados, sin corrupción y sin caspa. La irrupción de estos nuevos personajes en el teatro de la política clásica motivó que surgiera una nueva especie: la de los politólogos. Comenzaron a crecer y multiplicarse y ya no hay familia que no tenga uno en su seno ni cuadrilla de amigos con alguno de sus miembros con ínfulas de llegar a serlo.

Hoy se conmemora el décimo aniversario del 15-M; ese movimiento de indignación ciudadana que fue aprovechado por los nuevos partidos para cargarse de argumentos. No queda rastro de la acampada en Sol y los padres de Podemos y Ciudadanos han resultado políticos gaseosa. Les abandonó la fuerza y han terminado quemados por esta nueva forma de hacer política tan incendiaria y, en muchos casos, tan perjudicial para los intereses del común.