El furgón blanco de la policía armada para reprimir las manifestaciones.  El cuadro de Vermeer. La mujer que vendía por las casas. La vaca. Para la gente de Soria, la Cooperativa. Para mí, el recipiente en la cocina al lado de una capillita, la Virgen en una urna de cristal, puertas labradas, ranura limosnera y asa para llevarla después a otra casa con el «Ave María Purísima» y el «Sin pecado concebida». En el pueblo unas cinco familias ordeñaban y todas las noches íbamos «a por la leche». A mí me tocaba ir a una casa al lado de la cárcel con un norte helador. Una de esas noches de viento arrecido contaba mi madre que con la lechera sin tapa le saltaron unas gotas pegándose pequeñas perlas en el abrigo. Durante un tiempo comprábamos en la cuadra o a las mujeres que repartían por las casas. Antes de la Cooperativa, fundada en 1954, mujeres de Fuentetoba vendían a diario leche en Soria. Pero llegó un momento en que este mundo desapareció. Las medidas higiénico-sanitarias. La leche pasteurizada. Se acabó la venta directa y un tiempo después las vacas para leche. Tenías que comprarla en la tienda.
Había muchos rebaños de ovejas y en las casas se hacía queso muy curado. De churra. Para postre, cuajada y requesón. Los veranos sustituyendo al mancebo, recogía en el coche de línea el cuajo para la farmacia. Todavía se sigue vendiendo, aunque poco. En Soria se hace queso desde hace mucho. Al menos desde el 1400 a.C., como lo atestigua la encella de Los Tolmos de Caracena que se conserva en el Numantino, o los tributos en forma de quesos al Monasterio de San Millán de la Cogolla ordenados por Fernán González en el siglo X. En 1910, el Noticiero de Soria publicaba una crónica afirmando que «en la comarca de Pinares hay un pueblo, Covaleda, que elabora con leche de cabra quesos tan suculentos y mantecosos como los celebrados quesos de oveja de Burgos. Y sin embargo todos los demás pueblos de la comarca no hacen otra cosa que unas bolas duras y correosas de imposible presentación en una mesa decorosa».
José Vicente Peña, con la ayuda de Javier Hernández, empezó a elaborar en San Gregorio queso con leche cruda y entera de su propia explotación de ovejas churras en los noventa. Una experiencia que no cuajó. Desde 1999 Productos de Calidad Cañada Real, continuadora de la Cooperativa Lechera Soriana, elabora queso fresco y curado, de vaca, cabra y oveja, además de leche, postres artesanos, natas y mantequilla, manteniendo más de cuarenta puestos de trabajo. Desde 2017 Saiona, hoy Ólvega Lácteos Naturales, produce quesos de barra para el mayor fabricante de quesos de España, el Grupo TGT.Hace ya casi treinta años, Urbano Arancón montó la primera quesería de Soria, con la que continúa Alejandro del Río desde 2015. QuesOncala hace queso con leche cruda de oveja de sus pastos, crema también de cabra y una torta Sierra de las Merinas que no tiene nada que envidiar a las del Casar. Desde 2005 Rocío Alayeto elabora queso artesano de oveja con leche cruda de su propia explotación en Ágreda. En San Pedro Manrique, hace solo cuatro años, Inma Herráez ha creado Queserías Tierras Altas haciendo cremas de queso de todo tipo. Y más recientemente, gracias a Henar Madrigal tenemos De Aquí Queso de Cabra en El Burgo de Osma con leche de Valdeavellano de Ucero.
Primero, segundo, queso y postre. Como en Francia. La regla para que España no siga siendo el país avanzado donde se consume menos queso.