El inicio de una transición difícil

Agencias
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Bolsonaro rompe su silencio después de perder las elecciones y asegura que será «fiel a la Constitución» pero evita reconocer su derrota frente a Lula, que arranca el traspaso de poderes

El líder ultraderechista no mencionó el triunfo de su adversario en su primera comparecencia pública. - Foto: ADRIANO MACHADO

Después de conseguir la victoria en las reñidas elecciones del pasado domingo, Luiz Inácio Lula da Silva ya ha iniciado el proceso de transición con el actual Gobierno de Jair Bolsonaro, quien al fin se pronunció ayer sobre los resultados de los comicios y aseguró que «seguirá siendo fiel a la Constitución», si bien evitó reconocer su derrota.

En una comparecencia en su residencia oficial, 45 horas después de la proclamación del triunfo de Lula en las urnas, el líder ultraderechista no hizo alusión al resultado ni tampoco tuvo el gesto democrático de felicitar al dirigente progresista, ya proclamado como presidente electo.

Sí agradeció a los 58 millones de electores que le votaron el pasado domingo y expresó el «honor» que significa «ser el líder» de esas personas que, como él, defienden los valores conservadores.

También se refirió a los bloqueos de las carreteras por parte de sus seguidores que, según él, están motivados «por la indignación» y la «injusticia» de los comicios, aunque desautorizó los métodos usados por sus simpatizantes, que piden un golpe militar, y abogó por «las manifestaciones pacíficas».

Desde la madrugada del pasado lunes, grupos de camioneros han paralizado varias vías de comunicación del país porque no aceptan el resultado en las urnas, alegan que hubo «fraude» y exigen «una intervención militar» que mantenga a Bolsonaro al frente del mandato. Hasta ayer se habían producido 267 bloqueos parciales o totales de carreteras en Brasil, según datos oficiales. Ante este escenario, la Corte Suprema se puso firme y ordenó que las fuerzas de seguridad detengan la actitud de los manifestantes, a los que amenazó con durísimas sanciones penales y pecuniarias.

Tras las primeras declaraciones de Bolsonaro, el ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira, anunció que ya ha sido autorizado por el todavía presidente para liderar el traspaso de poderes a su sucesor, a quien llamó «presidente Lula».

De hecho, el equipo del nuevo mandatario, cuyo coordinador será el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, mantuvo ayer sus primeros contactos para la transición. Así lo anunció la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, en una rueda de prensa en Sao Paulo, donde aseguró que Alckmin tiene toda la «legitimidad» para liderar el grupo de transición, al tiempo que señaló que el primer asunto que será tratado será «la cuestión presupuestaria».

Alckmin, un político liberal de perfil conservador, era un antiguo adversario de Lula, con el que se reconcilió para hacer frente en los comicios a Bolsonaro. Su elección como compañero de fórmula fue un movimiento estratégico para reforzar el carácter centrista de la candidatura de Lua, que consiguió reunir en torno a su campaña a una decena de diferentes corrientes ideológicas, desde la izquierda hasta la derecha moderada. El recién electo presidente ya adelantó durante la campaña que su futuro gabinete «no será solo del PT», sino que en él «estarán presentes varios segmentos de la sociedad». 

Ahora, el mandatario deberá nombrar un equipo con hasta 50 miembros, que, hasta la investidura del próximo 1 de enero, tendrán acceso a las cuentas públicas, los proyectos y la iniciativas de la administración saliente.