La pandemia le trajo de nuevo a su pueblo, y ahora no sólo vive y teletrabaja allí, sino que ha decidido emprender. Es la historia de un vecino de Monteagudo de las Vicarías, que acaba de abrir una panadería-pastelería que ha creado 5 empleos directos y esconde una gran historia humana. Gonzalo de Miguel Redondo tiene 61 años, es ingeniero y se dedica a la homologación de vehículos. "Nací y me crié aquí, teníamos en la familia un taller y una pequeña gasolinera, donde aprendí la labor de servicio a los demás", recuerda.
Tras estudiar la carrera, se estableció por su cuenta y en 1986 fundó la empresa GMR, que se ocupa de asesoramiento en homologación de vehículos: "De empezar sólo con una máquina de escribir, creé 74 puestos de trabajo, con oficinas en Zaragoza, Madrid, Barcelona, empresa propia también en Francia y Portugal". Pero en 2014 decidió vender el negocio a una multinacional suiza, la certificadora SGS. "Como consecuencia de la pandemia me vine a Monteagudo, trabajo por mi cuenta y en 2020 fundé dos empresas, IMS que se dedica a la inspección de vehículos de gas natural y otra empresa que es MCS, una consultura que trabaja para empresas de automoción en asuntos de sostenibilidad", explica.
¿Por qué ha decidido ahora abrir un nuevo negocio del sector servicios, en el que lleva invertidos 250.000 euros? De Miguel se retrotae a septiembre del año pasado para explicar la razón. Acudió a un curso de informática en el pueblo, donde conoció a dos niños: Aya y Rayan, de 8 y 5 años respectivamente. "Me quedé prendado del interés que tenían en aprender, y alguien me habló de su madre, que se había quedado viuda y tenía cualidades culinarias de cocina marroquí. Y en octubre fuimos a París a ver a nuestra hija y al salir de una pastelería marroquí me vino la idea", comenta.
Y dicho y hecho, en enero comenzaban las obras y este fin de semana Saminhaän se hacía realidad: "Un proyecto muy bonito, integrador porque trabaja gente de fuera, de otros países y culturas, gente del pueblo y la comarca, un proyecto sostenible". Junto al local ha habilitado una parcela para colocar una terraza de verano y un aparcamiento de 1.800 metros cuadrados para que los vehículos que pasen por la carretera puedan parar. "Tenemos que aprovechar la circulación que discurre y la llegada de turistas porque somo uno de los pueblos más bonitos de España", añade. "Se habla mucho de la España vaciada, pero se hace poco, necesitamos hechos, lo difícil es invertir y crear puestos de trabajo", opina.
Mina Oueblkass Lotfi es la encargada del obrador, donde elabora dulces típicos de su país de origen, Marrueco, y pronto hará varios tipos de pan, incluido el árabe. "Espero tener salud y ser capaz de la confianza que la familia ha depositado en mí y el pueblo, que me están apoyando todos, llevo aquí once años y mi marido casi 22 hasta que falleció hace siete meses", afirma.
Sus dulces, muchos elaborados con frutos secos, están teniendo mucho éxito y pronto ofrecerán también comidas como pizza y tayín. Para ello también cuenta con el apoyo de otras mujeres árabes que viven en este municipio de menos de doscientos habitantes, limítrofe con la provincia de Zaragoza.
Pero no sólo Mina ha encontrado una oportunidad. También lo han hecho otras cuatro personas, como un hijo del pueblo, David Golmayo, que reside en Medinaceli pero va a volver a su lugar de origen junto a su esposa y dos hijos, que irán a la escuela. Sin duda, una gran noticia de la que se felicita el alcalde: "Con ellos serán 20 estudiantes de Infantil y Primaria los que tengamos en Monteagudo de las Vicarías". "Mil siete personas han venido a la oficina de turismo que hemos abierto en el castillo durante el mes de abril, lo que queremos es que se quede parte de ese dinero en el municipio", indica Carlos González.
En junio Saminhaän tiene previsto incorporar una furgoneta eléctrica de cero emisiones para hacer reparto en la comarca. Todo gracias al amor de un paisano por su pueblo.