San Miguel, repetir en el cargo... por amor al barrio

N.Z.
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No estaba en sus planes pero su compromiso soriano les animó a dar el paso

San Miguel, repetir en el cargo... por amor al barrio - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

José Andrés Bacho y Marisa Romero, los jurados de San Miguel 2022, repiten experiencia después de haber asumido el cargo ya en 2015, cuando fueron jurados de la Cuadrilla de La Blanca. Este año, tras la retirada de seis jurados voluntarios cuando quedaban apenas unos días para el Sorteo, su corazón sanjuanero y su compromiso con el barrio pudieron más incluso que sus ganas, y decidieron dar un paso al frente, animados por José Luis Ruiz [secretario de la Comisión de Festejos y Participación Ciudadana]. «Fuimos engañados con convencimiento de lo que hacíamos», recuerda entre risas la jurada, quien explica que fue a hacer unos trámites al Ayuntamiento por otro motivo y salió prácticamente siendo jurada. «Estaba hablando con José Luis y le dije que lo que no quería era que mi barrio se quedara sin jurados, por mis vecinos y porque es mi barrio. Llamó a mi marido y salimos con el trámite de lo otro hecho ¡y con el bastón!», rememora sobre cómo llegaron al cargo de nuevo. A pesar de la celeridad en la toma de la decisión, el tiempo no ha jugado en contra en su caso y, aseguran, han podido realizar todos los preparativos «sin problemas». Ha sido posible gracias al apoyo de un «equipo increíble» que se lo pone todo «muy fácil». «Como secretario tenemos a David y Sara, que son sobrinos y fueron jurados en 2013 aquí, en San Miguel. Como cuatros, a Julio Santamaría, Alfredo Cabrerizo, Mariluz Ciriano y, mi hijo, Javier Lagunas. Mi hermano, que es censor de cuentas, fue jurado también de San Miguel en 1993. Y el resto de colaboradores son familia y amigos», resumen. Son una cuadrilla con experiencia sanjuanera, y prueba de ello es la vidriera que decora el local con botas de diferentes años. El resto está ilustrado con fotografías cedidas por Chaín donde se recogen diferentes momentos de San Juan, pero desde una perspectiva muy especial:«Es un reconocimiento a la gente que hace posible las fiestas, la Policía Local, la Nacional, Guardia Civil, bomberos, Cruz Roja, sanitarios...», relatan. 

De pintar las botas se ha encargado «la gente de la cuadrilla y amigos de gente de la cuadrilla». La caldera la hará el hermano de un cuatro, y el logotipo es un trabajo conjunto de «una amiga y mi hija», explica la jurada.  

A diario reciben el calor de los vecinos, que les «agradecen» que hayan dado el paso para poder tener fiestas, si bien lamentan que es un barrio en el que «hay muchos pisos vacíos», lo que pesa a la hora de apuntar. A pesar de todo, ellos apuestan por disfrutar de esta segunda oportunidad y, reconocen, ya vivieron un momento «muy emotivo» en el Catapán, cuando la cuadrilla se llenó de gente, con «muchas ganas de fiestas». Porque «hay ganas de San Juan», asumen, tras «dos años muy malos». «Si podemos dar un poco de alegría, ¡bienvenida sea»», apuesta Marisa Romero.